El presidente del Soviet Supremo, suspendido de sus funciones tras considerarle golpista
El presidente de la Federación Rusa, Borís Yeltsin, acusó ayer a Anatoli Lukiánov, presidente del Sóviet Supremo e íntimo colaborador de Mijail Gorbachov, de ser "el ideólogo del golpe de Estado". Arrestados los miembros del Comité Estatal de Emergencia y conocido el suicidio del ministro del Interior, Borís Pugo, las fuerzas democráticas concentraron ayer su atención en el papel jugado durante el golpe por Lukiánov, amigo personal de Gorbachov desde hace décadas. El diputado Alexeia Levashov informó anoche a la agencia Interfax que Lukiánov, que ha rechazado las acusaciones de golpista, está suspendido de su cargo hasta que se aclare su su supuesta participación en el golpe de Estado.
Con su convocatoria del pasa do lunes de una reunión del Sóviet Supremo para "ratificar la declaración del estado de emergencia", Lukiánov se había afl neado con los golpistas pese a no formar parte del máximo órgano de la involución. También el primer ministro de Rusia, Iván Silayev, acusaba ayer a LukIánov de ser "el máximo instigador del golpe".Lukiánov, de 61 años de edad, fue compañero de Gorbachov en la Facultad de Derecho hace más de 35 años y tuvo al actual presidente soviético como ayudante en la jefatura de las Juventudes Comunistas en, la facultad. En mayo de 1990 fue nombrado por elección personal de Gorbachov como presidente del Sóviet Supremo. Desde entonces ha actuado como nexo de unión entre el grupo conservador de diputados Soyuz y el equipo del presidente.
Yeltsin no quiso informar en la mañana de ayer al Parlamento ruso del suicidio de uno de los cabecillas del golpe, el ministro del Interior, Borís Pugo. No quería que esta noticia provocara una salva de aplausos, según dijeron fuentes cercanas. El suicidio de este comunista letón de 54 años que el lunes había anunciado "medidas para restablecer el orden y la disciplina" en la URSS fue el capítulo más dramático de un vertiginoso proceso de descomposición de la cúpula golpista que ya había comenzado el martes.
Ya el miércoles, cuando en Moscú se impuso la certeza de que el golpe había fracasado, la desbandada de los ocho miembros del Comité Estatal de Emergencia fue completa. Ayer, todos habían sido detenidos menos Pugo, que escapó con un tiro en la boca cuando fuerzas del KGB llamaban a su domicilio; Oleg Baklánov, secretario del Comité Central del PCUS para la industria armamentista, libre gracias a la inmunidad que le otorga su condición de diputado del Sóviet Supremo, y Vasili Starodubsev, jefe de coletivos agrícolas que se hallaba en paradero desconocido.
Juicio por traición
Los detenidos, entre ellos Guennadi Yanáyev, el vicepresidente, que el lunes usurpó el poder de Mijail Gorbachov; el jefe del Comité para la Seguridad del Estado (KGB), VIadímir Kriuchkov, y el ministro de Defensa, mariscal Dmitri Yazov, habrán de enfrentarse a un juicio por alta traición que decenas de miles de moscovitas solicitaron ayer en el mitin frente al Parlamento de la Federación Rusa, la Casa Blanca, que se ha convertido ya en símbolo de la voluntad democrática del pueblo ruso.
El primer ministro Valentín Pávlov, otro de los golpistas, se encuentra bajo arresto en una clínica donde fue ingresado por un ataque de hipertensión.
Tanto el presidente ruso, Yeltsin, como otros oradores en el gran mitin celebrado ayer ante el Parlamento ruso, exigieron el juicio contra todos ellos, pero también la depuración de responsabilidades de otros dirigentes con posibles connivencias con la cúpula golpista.
El fiscal general de la República Rusa, Valentín Stepankov, anunció ayer que había comenzado el interrogatorio de Yanáyev "tras un exhaustivo registro de su despacho". Stepankov dijo que Kriuchkov, Yázov y el jefe de la Asociación de Empresas Estatales, Alexandr Tiziakov, habían sido detenidos en el aeropuerto de Vnukovo, cuando regresaron a Moscú después de su vuelo a Crimea en un desesperado intento de lograr protección de Gorbachov, el hombre al que habían derrocado y arrestado en su dacha veraniega.
Según comentaron fuentes cercanas a Yeltsin, las autoridades rusas habían intentado evitar por todos los medios que Kriuchkov, Yázov y Tiziakov viajaran a Crimea por temor a que tomaran de rehén al presidente soviético.
Después se supo que los dirigentes golpistas tan sólo intentaban ya negociar una salida a su situación tras el evidente fracaso de su aventura.
Kriuchkov llegó a Vnukovo en el mismo avión de la Federación Rusa en que regresaba Gorbachov. El otrora omnipotente jefe del KGB fue esposado en la misma pista de aterrizaje. El alcalde de Moscú, Gavril Popov, exigió también el esclarecimiento del papel del ministro de Asuntos Exteriores, Alexandr Besmértnij.
El suicidio de un 'duro'
Borís Pugo, ministro del Interior soviético, uno de los cabecillas golpistas y destacado representante de la línea más dura y represora del aparato policial comunista, se disparó un tiro en la boca cuando fuerzas del KGB y, dirigentes rusos llamaban ya a la puerta de su domicilio particular para detenerle. Eran las nueve de la mañana y se había difuminado ya toda esperanza de restaurar por la violencia el régimen totalitario.Pugo no murió en el acto, si bien desde el primer momento el grupo que irrumpió en su casa le dio por desahuciado. La mujer de Pugo hizo también ademán dé suicidarse, pero el disparo le causó una herida de poca gravedad y ayer ya estaba fuera de peligro en un hospital moscovita.
Pugo, letón de 54 años, fue primer secretario del Partido Comunista de LetÓnia, para escalar después en el seno del Comité de Seguridad del Estado (KGB) hasta su salto a la cúpula del Ministerio del, Interior. General del KGB, su nombramiento como ministro de Interior, en diciembre de 1990, fue parte de las condiciones impuestas a Gorbachov por el sector más reaccionario del aparato. Semanas más tarde comenzaron los ataques de fuerzas de su ministerio contra las autoridades de las repúblicas bálticas.
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