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GOLPE DE ESTADO EN LA U.R.S.S.

Resurge con dificultades la prensa independiente

Un muchacho salió con un montón de hojas impresas de la Casa Blanca, sede del Parlamento ruso, donde se encuentra Borís Yeltsin, y de inmediato, como en un partido de rugby, sobre él se lanzó un nutrido grupo de hombres que, a falta de balón, comenzó a arrebatarle las hojas de las manos. Eran los decretos de Yeltsin e información sobre lo que está pasando en diferentes partes del país.La prensa independiente vive los momentos más difíciles de su corta historia. La ley de libertad de prensa, que entró en vigor el verano del año pasado, ahora, justamente un año después, ha sido suspendida por el Comité de Emergencia Estatal, que permite la publicación de sólo nueve diarios, ocho de los cuales son claramente reaccionarios.

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Los periodistas independientes y los medios de difusión de las estructuras de poder rusas han tenido que improvisar y hacer uso de su imaginación para poder dar un mínimo de información a la gente, ansiosa por saber qué pasa. Kuranti, el periódico del Ayuntamiento de Moscú, salió el día del golpe con dos páginas: en una titulaba El fascismo no pasará, y en la otra, La conspiración de los condenados a fracasar. Al final de las páginas, la redacción pedía disculpas a sus suscriptores por no poder llegar hasta ellos y se despedía advirtiendo que no sabían cuándo podrían publicar el siguiente número, pues la tipografía dónde tiraban los ejemplares se había negado a recibir sus materiales.

Falta de imprentas

Éste es el punto más débil de la prensa libre: la falta de imprentas propias. Vitali Tetriákov, director de Nezavísimaya Gazeta, nos dijo que tenían preparado el número que debía salir ayer martes, pero no pudo publicarlo por la misma razón: la tipografía Izvestia se negó a tirar los ejemplares invocando el decreto de los golpistas por el que se prohíben todos los periódicos a excepción de nueve. A falta de imprenta, los periodistas de Nezavisimaya Gazeta han recurrido al fax para hacer llegar por lo menos a algunas personas y medios de comunicación la información que tienen.

Privado de su radio y de la televisión, el Gobierno ruso, el día del golpe, optó por crear una improvisada radio de ámbito muy restringido con altavoces colocados en el perímetro de la sede del Parlamento ruso, Radio Casa Blanca, que mantiene informadas a las miles de personas que se hallan congregadas allí para defender el edificio de un posible ataque por parte de los militares leales al Comité Estatal de Emergencia. Ayer ya tenía funcionando a la Radio del Sóviet Supremo de Rusia en frecuencia de onda corta y a dos radios más.

Como la falta de información es uno de los puntos débiles de la resistencia, los partidarios de Yeltsin se han lanzado a las calles a pegar carteles en todo lugar visible y transitado.

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