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Paul Simon reunio a 750.000 personas en su concierto en el Central Park de Nueva York

El público reclamó constantemente las viejas canciones que cantaba a dúo con Garfunkel

El cantautor neoyorquino Paul Simon consiguió atraer el jueves al Central Park de Nueva York a una masa humana de 750.000 personas, ante la que ofreció un recital de música afro-latina que a la larga se convirtió en un mensaje de paz multirracial. Simon trató de demostrar que ha evolucionado musicalmente, pero no pudo evitar que sus canciones más aplaudidas fueran las que compuso en los años sesenta. Esta vez, sin embargo, no las cantó junto a su compañero Art Garfunkel, al que no quiso invitar ni tan siquiera a subir al escenario para rememorar sus éxitos legendarios.

La mejor demostración de que el concierto de Simon fue un canto alegórico a la paz y a la unión de los pueblos no sólo se demostró en el escenario, donde actuaron músicos de Brasil, Botswana, Estados Unidos, Camerún y Suráfrica. Las medidas de seguridad funcionaron a la perfección, el público se comportó y la policía sólo efectuó cuatro detenciones. Todo un récord.

El concierto superó en un cuarto de millón el número de espectadores que Simon & Garfunkel atrajeron al Central Park en 1981. El recital del jueves, musicalmente hablando demostró con claridad la evolución de este músico judío neoyorquino que ha encontrado en la música afro-latina la inspiración para continuar desarrollando su talento.

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Simon, que cumplirá 50 años en octubre, llevó a cabo uno de sus mejores recitales e intentó en todo momento despegarse de las etiquetas de aquel Simon que encariñó a medio mundo con El sonido del silencio, Puente sobre aguas turbulentas, Mrs. Robinson, The boxer y otros tantos títulos considerados como piezas ya clásicas de este siglo.

No es de extrañar que Simon no invitara en esta ocasión a su amigo GarfunkeI. Simon quería demostrar que la etapa de los sesenta quedó ya olvidada y que él ha evolucionado con el tiempo. Su error quizá fue tratar de enterrar aquella leyenda. Sus canciones más celebradas y en las que encontró una mayor respuesta fueron precisamente las que popularizó junto a Garfunkel, al que el publico no ha olvidado.

Las nuevas piezas creadas por Simon, las que aparecen en sus dos últimos álbumes -Graceland y The rhythm of the saints-, marcaron el ritmo del recital. La aparición del actor cómico Chevy Chase durante la interpretación de la canción You can call me Al dio una nota de comicidad al concierto, al repetir en vivo las imágenes del vídeo musical de la canción, uno de los más populares de la década de los ochenta y en la que Chevy Chase tiene un papel protagonista.

El recital fue retransmitido en directo por el canal de cable Home Box Office (HBO) y se cifra en 15 millones el número de norteamericanos que lo vieron en directo desde sus hogares. El despliegue técnico fue increíble: 14 cámaras de televisión, centenares de técnicos, 500 policías, dos helicópteros y los 750.000 fans que llenaron el Great Lawn de Central Park, escenario de conciertos veraniegos históricos, como los de Barbra Streisand en 1967 o Diana Ross en 1983. El alcalde David Dinkins, como ya hizo en 1981 Edward Koch con Simon & Garfunkel, fue quien presentó a Simon.

El cantante ha entregado 400.000 dólares (unos 43 millones de pesetas) a la ciudad de Nueva York para cubrir los gastos del recital, que era gratuito. Uno de los momentos más memorables se produjo cuando el cantante descubrió que 30 años después de haber creado El sonido del silencio la marabunta de jóvenes que se encontraban en el Central Park, muchísimo más jóvenes que él, coreaban la letra de la canción lentamente, sin seguir el ritmo del arreglo brasileiro que el cantante había introducido en el original.

¿Dónde estás, compañero?

Art Garfunkel, el amigo y socio inseparable de Paul Simon durante la legendaria etapa de los años sesenta y coautor de muchos de los éxitos del grupo Simon & Garfunkel, no estuvo el jueves en el Central Park. Ni tan siquiera estaba en Nueva York. Garfunkel se fue de la ciudad para no ver a los neoyorquinos entrando en el parque desde su lujoso apartamento de la Quinta Avenida. El cantante trató hasta el último minuto de que Simon le invitara a compartir el escenario, pero su amigo ni tan siquiera se lo insinuó.El concierto del jueves ha servido para que la verdad de Simon & Garfunkel salga a la superficie. Los dos amigos de la infancia que se hicieron populares en el mundo entero tenían un problema de celos, a pesar de que ambos aún reconozcan públicamente su admiración y cariño mutuos.

Pese a su amistad, que al parecer continúa siendo férrea, Paul Simon ha sentido siempre una cierta envidia de su colega. Garfunkel se ha quejado de que, con el paso de los años, Simon haya conseguido que algunas de las canciones que ambos escribieron se las atribuyan sólo a él.

Garfunkel es un hombre muy rico gracias a los derechos de autor y continúa interesado por la música. Ahora está preparando un nuevo álbum, y el pasado lunes, sin ir más lejos, grabó una canción para n nuevo programa de televisión. Sin embargo, lo que más le inquieta es, según reconoce, Ia idea de la mortalidad".

A punto de cumplir 50 años, Garfunkel explica que por primera vez piensa que lo más importante es "vivir", y de ahí que últimamente se haya dedicado a recorrer este país Estado por Estado con su hijo James, de ocho meses de edad, y su esposa, la actriz Kathryn Cermak.

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