El nuevo diálogo taurino
"Vamos a ver si es verdad, toro", decía Roberto Domínguez en un silencio que se cortaba con un cuchillo. "Crúzate, Roberto", pontificaba un enterao del tendido medio. "Cállate, hombre", retrucaba el matador. Y todo ello muy clarito y lo oía toda la plaza, en un callar y dialogar nuevo recién inventado en la plaza techada donde se oyen las moscas mucho más que en Sevilla.Pero ni el toro de Roberto quiso ni tampoco el cuarto se dejó. Probaron ambos en la muleta y el segundo recibió un horrendo bajonazo. Ángel Majano fue ovacionado.
César Rincón estuvo puesto, medido y entusiasta en su primero al que liquidó de un pinchazo y una gran estocada. Cuatro descabellos con el toro tapado enfriaron la posible oreja. En el quinto fue sacando al toro a sus medios y allí tejió cuatro soberbias series de derechazos y naturales citando de lejos. La Coruña estrenaba también el grito de "¡torero!" a media faena.
Lamamié / Domínguez, Rincón, Mora
Toros de Lamamié de Clairac, escasos de fuerzas, cuatro de ellos muy sospechosos de pitones. Roberto Domínguez: palmitas; pitos. César Rincón: aviso, vuelta al ruedo y gran ovación; dos orejas, dos vueltas al ruedo, insistente petición de rabo. Salió a hombros. Juan Mora: palmas; silencio. Plaza de La Coruña, Coliseum, 13 de agosto. Segunda de abono. Dos tercios de entrada.
Juan Mora luchó contra un toro muy escobillado, semibanderilleado y con peligro al que pasaportó de estocada caída. La plaza entera estaba deseando ver salir en hombros a Rincón y así sucedió.