Novios vigilantes
"Si todo va bien a partir de ahora, los más afectados vamos a ser nosotros, porque nos quedaremos sin empleo cuando pensábamos que nos iba a durar dos años", comenta el trío de vigilantes jurados que custodia el acceso a las obras de la autovía en Berastegi. Dos de ellos son vascos y quizá por ello les duele más el "recelo" con que se sienten tratados por algunos del pueblo."El de la fonda está haciendo obra para ampliar. Ganan un montón de dinero con nosotros y, sin embargo, hay tirantez en el ambiente", añaden estos jóvenes con revólver 38 especial al cinto y orden de revisar cualquier coche que quiera circular por la zona de los trabajos. Su tarea es evitar las bombas.
En Berastegi les han dedicado panfletos anónimos en los que se lee: "Ante el peligro que supone la invasión de este herrialde [provincia] por parte de los pistoleros, se recomienda que bajo ningún concépto se pueda relacionarse con ellos, sobre todo algún que otro grupo que se están haciendo muchas ilusiones con ellos". "Eso va por las chicas., que han dejado a sus novios de aquí por los vigilantes", aclaran un par de vecinois. "Por lo tanto, le decimos a esta gente que por favor no tengan ninguna conversación con los pistoleros, ya que algunos son 'camellos'. Son enemigos de este herrialde y por lo tanto de todos los vascos", concluye el panfleto.
Antes y ahora la autovia ha sido fuente de discordia en el pueblo. "Yo he visto en mi propia familia cómo alguno se manifestaba contra la carretera y luego cobraba la indemnización porque cruzaba por su tierra. Han pagado buen precio", cuenta el concejal Salzar. "También los hay que han estado en la protesta y ahora trabajan en las obras", añade. Sin embargo, éstos se han ganado la aversión de los más, radicales del pueblo. "Se han enfriado las relaciones con los que trabajan en la autovía", reconoce Miguel Armendáriz, de HB.
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