Los 15 acompañantes de la línea 130 darán "apoyo moral y psicológico" a los conductores
Los autobuses de la línea 130 (Villaverde Alto-Vicálvaro) estrenaron ayer 15 flamantes acompañantes, que, sin más armas que papel y boli, permanecerán junto al conductor hasta finales de septiembre "para darles apoyo moral y psicológico", según ellos mismos afirmaron.Con esta medida, la dirección de la EMT espera poner fin a los problemas de inseguridad que sufre esta línea, que pasa por el foco de venta de drogas de La Celsa. A primeros de julio, un conductor resultó herido al ser agredido con un punzón por dos (drogadictos).
Sentado junto a la puerta de entrada del autobús, el acompañante recibía ayer a los pasajeros, que iban tomando sus posiciones habituales: los normales, en la parte delantera, los yonquis, en la parte trasera. "No somos los guardaespaldas de los conductores", afirmaba Pedro Pinto, de 25 años, mientras señalaba una placa de plástico azul marino, prendida en su camisa, en la que se leía su verdadera identidad: "Auxiliar de rnovimiento". "Nuestra función es calmar los ánimos de los drogadictos cuando haya problemas, hablándoles con educación y respeto", añadía Jesús Carrión, de 41 años.
Educación y respeto parecen ser los conceptos clave del cursillo que, impartido por dos inspectores y un jefe de formación de la empresa de transportes, han seguido los acompanantes esta semana. "A los drogadictos hay que tratarles con cariño, ya que se trata de enfermos", explica Juan González, inspector principal y uno de los profesores del curso. ¿Y si algún drogadicto no quiere pagar? "Nuestra órdenes son dejarles pasar, no provocarles y esperar al inspector para informarle", aclaraba Antomo José del Moral, de 26 años.
Futuros conductores
"Hemos firmado un contrato de tres meses: dos como acompañantes y el último mes, de prácticas pagadas, para poder empezar a trabajar como conductores en noviembre", explicaba Antonio Mantilla, de 28 años.El apoyo moral y psicológico ofrecido por los acompañantes no satisface a los conductores. Francisco Melero, que trabaja en la línea desde hace 11 años, señalaba que esta medida es insuficiente: "Se cuestiona todo menos la venta de droga, cuando sólo erradicando los focos de venta se acabaría el problema".
"A mí me parece bien que vengan acompañantes, policías y todos los que quieran. Algunos de los que se pican meten bronca, pero los demás somos gente pacífica. Compramos el billete v no molestamos a nadie", afirmaba Antonio, de 21 años, que se pica desde los 15.
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