El ministro de Finanzas japonés se responsabiliza de la concesión de créditos ilegales por el Banco Fuji
El último escándalo bursátil y la serie de corruptelas bancarias han elevado más, si cabe, la temperatura política en Japón. El ministro de Finanzas, Ryutaro Hashimoto, se verá probablemente obligado a presentar su dimisión tras responsabilizarse ayer de las actividades fraudulentas que relacionaban a su secretario y al Banco Fuji, quinto del país. Hashimoto, expuesto ya a duras críticas por su falta de control sobre las sociedades de valores, puede ser la primera cabeza en rodar del Gobierno de Toshiki Kaifú, que comparece desde mañana ante el Parlamento en una sesión extraordinaria.
Hashimoto confesó ayer por la mañana que su secretario particular había actuado de intermediario en la concesión de créditos ilegales a cinco clientes por parte del Fuji Bank, involucrado al igual que otras dos entidades bancarias (Tokai y Saitama) en la emisión de falsos certificados de depósito para que algunos clientes obtuvieran préstamos de otras instituciones, financieras.Fuji Bank, el quinto banco más importante del país, reconoció hace pocos días que sus empleados habían emitido medio centenar de certificados de depósito falsos a casi una veintena de clientes por un total de 260.000 millones de yenes (208.000 millones de pesetas). "Mi secretario no tenia conocimiento de que los créditos no fueran limpios. Asumo la responsabilidad por no haber realizado la revisión necesaria", declaró ayer desconcertado el ministro en una imprevista conferencia de prensa.
Hashimoto, uno de los hombres más jóvenes del actual gabinete cumplió esta semana 54 años- y serio aspirante hasta ahora a suceder a Kaifú, es muy probable que se vea forzado a dimitir después de este último episodio que se suma a los escándalos de la Bolsa, pese a sus reiteradas manifestaciones de querer seguir en el puesto.
El ministro se ha pasado prácticamente todo el mes último pidiendo perdón por la negligencia de su propio departamento en el grave escándalo de las compensaciones que lamayoría de las securities (sociedades de valores) efectuaron a clientes privilegiados por pérdidas sufridas en Bolsa entre 1987 y 1990. Hashimoto incluso decidió recortarse el sueldo en un 10% en un gesto más efectista que real.
Son cada vez más quienes creen que el Ministerio de Finanzas permitió que las Cuatro Grandes (Nomura, Daiwa, Nikko y Yamaichi) y otras trece securities gratificaran con 172.000 millones de yenes a 443 empresas y nueve clientes particulares para enjugar así pérdidas bursátiles sufridas, poniendo en entredicho la ética financiera y en el más absoluto desprecio con el pequeño inversor.
Lista de compensados
Las securities difundieron a regañadientes esta semana las listas de beneficiados una vez que el propio Gobierno, temeroso de que el escándalo se le escapara de las manos, amenazara con que el Parlamento les obligara a hacerlo. Muchas grandes empresas figuran en la lista al igual que una veintena de instituciones públicas. La gran mayoría de los beneficiados confesaron que no tenía conocimiento de haber sido compensados. Este tipo de operación no está penada en Japón. Sólo lo está cuando la compesación se pacta de antemano, pero eso es la mayoría de las veces casi imposible de probar.En la lista no han aparecido los nombres de políticos, pero las sospechas de que el escándalo puede haber alcanzado también a las fuerzas políticas se hacen día a día más grandes. Shin Kanemaru, uno de los caudillos del gobernante partido liberal, se ha visto indirectamente envuelto a través de una empresa de la que fue presidente un hijo suyo y su esposa perteneció al consejo de administración. Una poderosa organización budista vinculada al centrista partido opositor Komeito también recibió dinero.
Por otra parte, Nomura y Nikko han mantenido relaciones con el ex jefe de uno de los sindicatos más poderosos de la maria japonesa, según ambas sin que tuvieran conocimiento de ello, mediante la concesión de préstamos con fines especulativos. Los presidentes de las dos firmas dimitieron. En el caso de Nomura tanto el del consejo de administración como el ejecutivo, Setsuya Tabuchi, quien dijo al anunciar su dimisión en julio que este último terremoto ponía en evid,encia el desajuste que existe entre las normas que rigen en el sistema financiero nipón respecto al resto de los demás países.
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