Una cumbre seria

George Bush acude a su primera cumbre en Moscú en un momento de cierta tranquilidad en las relaciones entre EE UU y la URSS. (...) El gran tema que pervive de la agenda de la guerra fría -el control de las armas estratégicas, el tratado START- llegará a su conclusión con una firma en Moscú, pero sin el drama que caracterizaba a iniciativas mucho más modestas para mantener la paz nuclear.Sin duda, Bush querrá consultar a Gorbachov sobre la conferencia de paz de Oriente Próximo. (...) De otro modo, las conversaciones derivarían hacia temas importantes, pero no culminantes en la interdependencia internacional del nuevo orden mundial. (...) Los dos líderes forman un contraste extraño. Bush es, desde todos los criterios de la política convencional, un jefe de éxito, núentras Gorbachov apenas consigue mantenerse a flote. Bush se pasea por todo el globo; Gorbachov está profundamente atado por la situación interna de su país. Sin embargo, Gorbachov posee las cualidades de seriedad y perseverancia que desmienten cualquier impresión superficial de incapacidad. Lucha contra una fuerte oposición política, y contra sus propios hábitos, para llevar a cabo su programa de reformas. Su nuevo Tratado de la Unión supone una impresionante redefinición del federalismo soviético. Muchos norteamericanos desearían que Bush se preocupara tanto por la situación interna de su país, tan diferente pero también problemática.

, 30 de julio