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El coronel de un cuartel de Campamento ordena al personal civil pararse ante la bandera nacional

Francisco Peregil

El coronel jefe del Centro Técnico de Intendencia del Ministerio de Defensa -situado en el barrio de Campamento- , Enrique Hernández Ferrero, ha ordenado al personal civil que trabaja en esa dependencia -donde se fabrican prendas militares- que se detengan cuando se ice la bandera nacional. Esta directriz figura en una nota enviada hace dos semanas al comandante de la sección- administrativa del acuartelamiento, que es considerada por fuentes jurídicas de Defensa como "una interpretación extensiva de la Constitución".

"Ruego a Vd. comunique a todo el personal civil de esa dependencia que, en el acto de izar la bandera, aquéllas que por circunstancias transiten por lugares descubiertos del cuartel ( ... ) se detengan y guarden el respeto que la enseña e himno nacional merecen, de acuerdo con lo preceptuado en la Constitución, norma de obligado cumplimiento para todos los españoles". Este es el contenido de la nota remitida por el coronel Hernández.El catedrático de Derecho Constitucional Miguel Ángel Aparicio ha indicado a este periódico que no existe ninguna ley en España que indique la forma en que hay que manifestar el respeto al himno y a la bandera. "No hay base constitucional para que se exija por escrito algo semejante en un país donde no existe integración con el símbolo", precisó Aparicio.

La carta del coronel se ha colocado en los tablones de anuncios del cuartel, emplazado en el numero 439 del paseo de Extremadura. En el centro trabajan 60 militares y unos 600 empleados civiles -en su mayoría, mujeres-, dedicados a la fabricación de uniformes y utensilios castrenses.

Carlos Díaz, delegado de CC OO en el centro, asegura que el texto choca frontalmente con la actitud de los trabajadores. "El himno suele sonar a las ocho de la mañana, cuando llega mucha gente que acaba de tomarse el primer café. Entonces cruzan el patio, a veces en solitario o en grupos, para dirigirse a los talleres. Los trabajadores no tienen por qué pararse en ese momento y cortar su conversación, aunque choque con la actitud de los militares, que sí que lo hacen porque están obligados a ello".

"Interpretación extensiva"

Fuentes jurídicas del Ministerio de Defensa reconocieron ayer que el escrito supone una "interpretación extensiva" del respeto a los símbolos nacionales. Según las mismas fuentes, la Constitución en ningún momento "preceptúa" que se deba guardar respeto hacia la bandera o el himno. "Tal vez, el coronel, en este caso, no tenga la formación jurídica deseable, y por eso se ampara en la Carta Magna", agregaron.Las citadas fuentes de Defensa indicaron que el escrito no infringe la Constitución, ya que es una norma de régimen interior "que los empleados pueden impugnar si así lo desean".

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El delegado de CC OO en el centro militar aseguró tener constancia de que a varios empleados civiles se les había llamado la atención de forma verbal por no pararse cuando se izaba la enseña nacional.

Este sindicato, que cuenta con una representación en el comité de empresa del centro del 70%, ha emitido un comunicado en el que advierte con claro sentido irónico: "Nos parece tremendamente interesante la referencia a la Constitución, aunque sería mucho mejor centrarse en los derechos de todos los españoles, y muy particularmente en los disminuidos derechos sindicales de los empleados públicos del Ministerio de Defensa".

Los trabajadores del Centro Técnico de Intendencia habían convocado el pasado martes una asamblea en la que se iba a tratar la cuestión del comunicado del coronel, que finalmente quedó pospuesta para otra reunión laboral.

"Lo del respeto a los símbolos", señala el delegado de CC OO, "es algo muy subjetivo, porque hay quienes interpretan que respetar la bandera es no incendiarla o no hacerle un corte de mangas, pero nada más".

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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