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Solchaga anuncia una subida de impuestos tras la ruptura del pacto de competitividad

El ministro de Economía, Carlos Solchaga, anunció ayer en TVE una subida de los impuestos, principalmente el IVA -excepto el 33% que se aplica a los automóviles y no el IRPF, tras el fracaso del pacto de competitividad. Tanto Solchaga como Nicolás Redondo restaron dramatismo a la ruptura de la concertación. Los sindicatos intentaron el miércoles una y otra vez llegar a "una ruptura pactada" que permitiera abrir otras vías de diálogo, pero se encontraron con la oposición del Gobierno y la patronal, quienes argumentaron que la negociación no se había agotado.

C. P., El mayor problema de no haberse logrado un acuerdo sobre competitividad, según Carlos Solchaga, es "el menor crecimiento económico, el menor empleo, una política fiscal restrictiva y una ligera subida de algunos tipos de IVA". Para el ministro, sin embargo, "no es un panorama dramático, pero la inflación está en el 6% y debemos llegar al 3% para ser competitivos en Europa".La lucha contra la inflación deberá por tanto, según Solchaga, apoyarse más en medidas de restricción monetaria. "Los tipos de interés tardarán más en bajar", declaró el ministro a TVE, con el pacto se hubiera tardado aproximadamente un año en "encontrar el equilibrio entre las grandes cifras, y así tardaremos dos. Habrá que esperar hasta el 93, pero tendremos éxito", aseguró. Mientras tanto, el Gobierno mantiene una actitud flexible y "está abierto a un acuerdo con los sindicatos".

Las informaciones recogidas por EL PAÍS entre los negociadores confirman esa receptividad del Ejecutivo. Alguno de sus miembros empieza a reconocer, incluso, que las negociaciones no prosperaron por plantear "el todo o el nada" y expresaron su voluntad de negociar en septiembre aspectos sectoriales.

Los sindicatos también están convencidos de que el método negociador aventuraba el fracaso final. Las centrales acudieron a la concertación convencidas de que lograr un consenso a partir de las tres propuestas tan dispares -la del Gobierno, la de CEOE y la suya propia- era "tan difícil como mezclar agua y aceite". La reunión del día 10 confirmó su pesimismo cuando Solchaga rechazó cada una de sus demandas. Ayer un sindicalista afirmaba: "si nos hubiera aceptado al menos la eliminación de los contratos de fomento del empleo, todo hubiera cambiado". La falta de flexibilidad del Gobierno ha sido criticada también por la oposición, fundamentalmente por el PP, pero no así por la CEOE, que ha coincidido con Solchaga.

Una frase que el ministro pronunció en la reunión del día 15 fue decisiva para que las di recciones de UGT y CC OO decidieran no prolongar las negociaciones, según la versión de las centrales. "La voluntad de negociar se demuestra por las horas que se está sentado", dijo el ministro. Fue suficiente para que los sindicalistas sospecharan que "Solchaga quería mantener el proceso abierto hasta septiembre [fecha de cierre de los presupuestos] y demostrar que, a pesar de las reuniones mantenidas, se había fracasado por la irresponsabilidad de los sindicatos", dice UGT.

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