Las obras de arte, gravadas en Francia con un IVA del 18,6%

El comercio de obras de arte -"obras del espíritu", en expresión de Jacques Chirac- está gravado en Francia, desde el pasado 4 de julio, por un impuesto del valor añadido (IVA) que alcanza el 18,6%. Hasta ahora, los compradores de arte sólo pagaban al Estado un 2% del precio de la transacción en concepto de derechos de registro.

Los expertos temen que éste aumento impositivo, que el Gobierno justifica aduciendo la necesidad de adecuar la legislación francesa a las normas que van a regir el mercado europeo a partir de 1993, impida la capitalidad de París en el comercio de obras de arte. Se calcula que en 1990 entre un 50% y un 60% de las piezas subastadas en París procedían del extranjero. El aumento del 18,6% significa que los precios vuelvan a dispararse o que los comerciantes y artistas acepten reducir drásticamente su margen de beneficios. El decreto gubernamental no limita su ámbito de influencia exclusivamente a las obras artísticas susceptibles de ser objeto de subasta pública, sino también a otros sectores de la producción intelectual, como pueden ser los derechos de autor de los escritores.El alcalde de París y ex primer ministro, Jacques Chirac, en un artículo publicado en el diario Libération, ataca al Gobierno socialista al asegurar que "resulta difícil comprender cómo el nuevo impuesto sobre los derechos de autor puede no afectar el precio de venta del libro o los ingresos de los propios autores. De su parte, los artistas plásticos venderán menos porque se verán obligados a hacerlo más caro o, en todo caso, deberán bajar el precio de su trabajo. Respecto al mercado del arte, todo el mundo está de acuerdo en afirmar que su actividad disminuirá en un 20% en beneficio de los mercados de otros países".

En su acusación contra la voracidad fiscal socialista, que "sólo se preocupa de reflotar las arcas del Estado", Jacques Chirac no duda en recordar que Ia Opéra-Bastille ya le ha costado al contribuyente la cifra de 3.000 millones de francos", y considera que el Gobierno "se llena la boca con la palabra cultura y la mitología de las grandes obras para esconder una realidad menos brillante: el impuesto sobre las obras del espíritu ". Obviamente, Chirac silencia u olvida que él, como primer ministro que fue, también se dejó atrapar en las aguas pantanosas de proyectos ruinosos, como el citado de la Opéra-Bastille.

La modificación impositiva es impopular en la medida en que se ha acordado en un momento de crisis. Las subastas de arte en París se han vistoa afectadas por una disminución del volumen de negocio del orden de un 50% en relación con el del primer semestre de 1990. Los especialistas especifican que la crisis es muy importante en lo que a la venta de pinturas se refiere, pero mínima si se habla de muebles, libros antiguos u objetos decorativos, que siguen considerándose valores seguros.