_
_
_
_

Cuatro sesiones para el 'desconcierto'

Carlos Solchaga realizó la primera propuesta de su Pacto Social de Progreso en Barcelona, justo el día después de, las elecciones del 26 de mayo. El Gobierno aprobó el documento el 8 de junio. La semana siguiente llegó al Parlamento y, a partir de ese momento, el titular de Economía inicio una amplia campana para recabar el máximo apoyo ante unas negociaciones que se preveían dificiles.

La previsión estaba justificada. Gobierno, sindicatos y patronal sólo han agotado una de las tres semanas y media que se concedieron para vislumbrar si las negociaciones podían llegar a buen puerto. Pero ya en la primera reunión los sindicatos ratificaron su rechazo al plan.

La crítica de las centrales se dirigió primero al documento del Gobierno: un plan para mejorar la competitividad de la'economía española que ponía especial énfasis en la moderación de salarios y beneficios, y que contemplaba asimismo una serie de reformas estructurales y de lucha contra la inflación. En cualquier caso, como tanto las reformas estructurales como las medidas de control de la inflación se llevarán a cabo "con o sin pacto", según anunció Solchaga tras el Consejo de Ministros que aprobó el documento, el debate se polarizó hacia el pacto de rentas.

El segundo bloque de críticas de las centrales se dirigió a las interpretaciones de las ofertas que, a lo largo del mes de junio, presentó Solchaga en sus múltiples exposiciones sobre el plan.

Cláusulas y puntos

El significado de la cláusula de revisión salarial universal para los trabajadores y la garantía de una mejora de poder adquisitivo de los salarios de entre 1,5 y dos puntos por año se convirtieron en nuevos caballos de batalla contra la propuesta. Los sindicatos pretendieron ampliar la vigencia de la cláusula de revisión y las mejoras del poder adquisitivo a parados y pensionistas, mientras que Solchaga sólo pensaba en los empleados. El ministro zanjó las disquisiciones sobre los puntos de mejora de poder adquisitivo al asegurar que él sólo había puesto algunos ejemplos numéricos para ilustrar que los salarios debían acomodarse a la productividad.

Con estos ingredientes, el desacuerdo era palpable. Sólo quedaba buscar una salida sin vencedores ni vencidos". Eso ocurrió ayer y, al conocersela ruptura, la oposición acusó al Gobierno del fracaso. Francisco Fernández Marugán, desde el PSOE, expresó su deseo para que "en algún momento pueda discutirse lo que no se ha querido abordar ahora".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_