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Diuri regresa a París y se declara inocente de las acusaciones francesas

La forzosa estancia del opositor marroquí Abdelmumen Diuri en Libreville, capital de Gabón, ha durado 25 días. Diuri, expulsado a ese país africano por el Ministerio del Interior francés el pasado 20 de junio, regresó a primeras horas de la mañana de ayer a París, la ciudad en la que ha vivido como refugiado político durante tres lustros. "Ninguna de las acusaciones que han sido vertidas contra mí es cierta", declaró el escritor y hombre de negocios a su llegada al aeropuerto parisiense.

Para poner ese provisional final feliz a la historia de Diuri ha sido preciso no sólo una decisión favorable al opositor marroquí del tribunal administrativo de París, sino también el posterior consentimiento expreso del presidente François Mitterrand. Tras escuchar el domingo que Mitterrand afirmaba ante las cámaras de la televisión que el marroquí podía regresar a Francia si lo deseaba, Bongo, que le retenía en un hotel a petición de París, dio también su luz verde.Franceses y gaboneses han puesto, no obstante, una condición al retorno de Diuri. Éste se ha comprometido a no efectuar ninguna declaración pública durante las 48 horas siguientes a su llegada a París. Por ello, fue escueto ante los periodistas que le esperaban ayer en el aeropuerto. Se limitó a declararse "inocente" de las acusaciones del ministro del Interior y el propio Mitterrand: relaciones con los servicios secretos libios e iraquíes, amistades con los movimientos integristas del Magreb, contactos con grupos terroristas palestinos y turbias actividades económicas.

El tribunal administrativo de París estimó la pasada semana que el Gobierno no ha probado de modo suficiente esas acusaciones y que, en consecuencia, no había ninguna razón para expulsar al marroquí por el procedimiento de urgencia absoluta. El Ministerio del Interior ha presentado un recurso contra esa decisión ante el Consejo de Estado.

Diuri piensa publicar en otoño el libro ¿A quién pertenece Marruecos?, catálogo de las riquezas de Hassan II. Su expulsión de Francia estuvo motivada por el hecho de que las autoridades temen la reproducción de la crisis con Marruecos que siguió a la publicación, el pasado año, de Nuestro amigo el rey, de Gilles Perrault.

En las últimas semanas, el asunto Diuri despertó la protesta de numerosas organizaciones antirracistas y de defensa de los derechos del hombre, y también las críticas de Danielle Mitterrand, esposa del presidente, y Bernard Kouchner, secretario de Estado para la Acción Humanitaria.

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