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El vocal del PP acusado de extorsión insinuó que los técnicos municipales son sobornables

Javier Casqueiro

Emilio Félix Fernández Salcedo, vocal del Partido Popular en Moncloa, acusado de extorsión por el propietario de un bar-res-taurante, insinuó a éste, en el curso de una conversación, que los técnicos municipales pueden ser sobornados por medio de regalos y prebendas. En el diálogo, que fuegrabado por la policía, el vocal dejó entrever que el hostelero podría agilizar la tramitación de una licencia a cambio de un viaje a París y un cuadro naïf.

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'Tragar' por un cuadro 'naïf'

Fernández Salcedo se buscó el pasado 25 de abril una complicada forma para acudir al pleno que se celebraba en su Junta, a escasos metros de su casa. Jerónimo Medina, un vecino que al final le llevó a la ruina y que arrastraba durante meses la paralización de las obras de su local por trabas con la licencia, le sirvió de chófer y de trampa. La policía consiguió grabar las conversaciones, en las que se delata la mano excesivamente larga del vocal, que aconseja al vecino: "Lamiendo se saca más que mordiendo".

Los problemas de Medina Mudarra, que ese mismo día denunció al vocal por cohecho, son variados y vienen de atrás. En su historial policial constan antecedentes por la emisión de talones sin fondos y, como él mismo reconoce, por peleas y agresiones en pubs en los que trabajó e incluso por una orden de busca y captura por huir tras un accidente de tráfico en Guadalajara.

Medina, además, constituyó para reformar el local citado una sociedad bajo el nombre de Samuel Toledano, SA, que no ha pagado a la empresa constructora contratada para la obra nada más que 250.000 pesetas de los cerca de 43 millones gastados y que ha sido denunciada en el Registro Mercantil.

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Los abogados del auténtico Samuel Toledano, presidente de la Federación de las Comunidades Israelitas, empresario multimillonario, estudian acciones legales contra Medina.

Medina era un vecino anónimo que quería ser hostelero y que llegó a su límite cuando no halló explicaciones a los impedimentos que le estaban poniendo para abrir una nueva cafetería-bar-restaurante en el número 38 de la calle de Ferraz. Las obras ya habían comenzado, había invertido 60 millones e hipotecado los pisos de toda la familia, pero en los técnicos de la Junta de Moncloa no encontraba comprensión a sus proyectos. Fundamentalmente porque, pese a las dudas iniciales, eran atacados por expansivos.

El industrial alquiló dos lo cales, un bajo y un sótano que sumaban 760 metros cuadra dos, por 1.700.000 pesetas al mes, y los unió para ofrecer cinco barras, con escenario incluido. Pero no contó con los inconvenientes de los aparejadores y del jefe de obras de la Junta de Moncloa, que al final sólo estaban dispuestos a permitir la apertura del primero.

"Ante la desesperación", Medina acudió a otro procedimiento: habló con un vocal del PP, que vive enfrente de su local, y cuando le comentó que tenía "un problema", éste ya le había pedido 250.000 pesetas para resolver unos primeros papeles que nunca se llegaron a arreglar y otras 500.000 para hacer regalos con los que ablandar a los técnicos. Antes de entregar los talones al vocal, Jerónimo Medina habló con la policía, con la que planeó llevar a la cita una grabadora.

Responsabilidades políticas

El entonces alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún, tuvo conocimiento inmediato del caso por boca del presidente de la Junta, Ricardo Peydró, que en las grabaciones es citado e implicado por el vocal tan sólo de refilón.

Izquierda Unida, que ha pedido la apertura de una investigación interna, entiende que aquí hay responsabilidades políticas. Esta coalición culpa al ex presidente de la Junta de Moncloa Ricardo Peydró ahora edil en Las Rozas, por autorizar "verbalmente unas obras que habían sido paralizadas por los servicios técnicos de la Junta", lo que consta en la denuncia presentada por el vecino afectado.

Los responsables de IU aseguran que "este insólito comportamiento ha sido relativamente habitual" por parte de Peydró, "por ejemplo en la concesión de terrazas veraniegas".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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