Los Doce pondrán en marcha planes de ajuste ante el aumento de las diferencias en la CE

Todos los países de la Comunidad Europea, con la excepción de Luxemburgo, tienen que poner en marcha diversas medidas de ajuste para la convergencia de sus respectivas economías con vistas a la segunda fase de la unión económica y monetaria, que comenzará el 1 de enero de 1994. La eliminación de los desequilibrios, según el acuerdo alcanzado ayer en Bruselas por los ministros de Economía y Finanzas de la CE, se llevará a la práctica a través de planes a medio plazo que serán presentados antes de finales del mes de octubre.

"Siempre dentro de una disciplina macroeconómica, el margen para la política económica española puede ser uno u otro según haya acuerdo o no en el pacto social", declaró el secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez.El ministro de Economía, Carlos Solchaga, había anunciado el pasado mes que España presentaría ayer el plan a medio plazo para adaptar nuestra economía a las exigencias de la unión monetaria. Al final, según Pedro Pérez, se ha decidido esperar a que las negociaciones del pacto social de progreso con patronal y sindicatos "estén bastante avanzadas". Dentro de unos márgenes, la política monetaria no será la misma si hay acuerdo o no, advirtió el secretario de Estado de Economía.

La presentación de programas a medio plazo viene impuesta por los resultados de un reciente informe de la Comisión Europea, que refleja que las economías de los Doce, en lugar de acercarse han aumentado el último años sus diferencias. Sólo Luxemburgo presenta una balance macroeconómico impecable para poder absorber sin traumas las exigencias de política monetaria restrictiva, saneamiento de las cuentas del sector público y estabilidad de precios que impondrá la segunda etapa de la unión económica y monetaria.

Banda de fluctuación

El objetivo durante esa fase, que se iniciará el 1 de enero de 1994, es reducir la banda de fluctuación de las monedas de los Doce al 1% (la peseta y la libra esterlina cuentan ahora con un margen del 6% por arriba y por abajo, mientras el escudo portugués y el dracma griego están fuera de la disciplina del Sistema Monetario Europeo).

Francia, España y el Reino Unido presentan problemas coyunturales, que en nuestro país se concretan en una inflación elevada y en un alto crecimiento de los costes salariales. Alemania, acuciada por el coste de la unificación, refleja además déficit público y, por primera vez en muchos años, una balanza por cuenta corriente negativa. Las dificultades son muy graves para Grecia, Italia, Portugal y Bélgica, en este último caso por culpa de una deuda pública que es el 128.1% de su producto nacional.

El ministro Carlos Solchaga afirmó que la economía española, además de la contención de la inflación y la moderación salarial, necesita llevar a cabo reformas estructurales y tener un crecimiento sostenido para reducir el paro. El crecimiento español, un 3% este año, sólo será superado por Luxemburgo.

Por otra parte, los ministros de Economía y Finanzas de la Comunidad Europea, a propuesta de Bélgica, aprobaron ayer en Bruselas la candidatura de Carlos Solchaga para la presidencia del comité interino del Fondo Monetario Internacional (FMI). El nombramiento de Solchaga tiene que ser decidido por el comité de gobernadores del FMI antes de su ratificación por la asamblea anual, que se celebrará en Bangkok a mediados de octubre.