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LA DESINTEGRACIÓN YUGOSLAVA

EE UU amenaza con un embargo a Yugoslavia

Antonio Caño

Estados Unidos decidió ayer influir directamente en el conflicto de Yugoslavia y, en coordinación con los países europeos, anunció que está considerando la suspensión de la ayuda económica y de la asistencia militar si no cesa la represión militar en Eslovenia y Croacia. El secretario de Estado norteamericano, James Baker, manifestó ayer la "grave preocupación" de su Gobierno por los sucesos de Yugoslavia y amenazó con la suspensión de la asistencia económica y militar como "uno de los pasos" que Estados Unidos podría dar para evitar una solución sangrienta de la crisis en aquel país.

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El secretario de Estado manifestó que el Ejército yugoslavo "ha tomado el control de la situación política y está actuando por su cuenta", y pidió "el retorno de las tropas a sus cuarteles".Las medidas anunciadas por Baker suponen la confirmación del giro tomado por la política de la Administración norteamericana en relación con su anterior postura sobre Yugoslavia. Impactado por el dramático desarrollo de los acontecimientos en el país balcánico, EE UU ha anunciado la posibilidad de reconocer próximamente la soberanía de Eslovenia y Croacia. Mientras hace tan sólo una semana los portavoces norteamericanos y el propio Baker, insistían en la defensa de la integridad territorial de Yugoslavia, el Departamento de Estado 'sostiene ahora que respaldaría la independencia de las dos repúblicas separadas siempre que la consigan de forma pacífica.El concepto de integridad territorial, enfáticamente respaldado por Baker durante su visita a Belgrado el pasado 21 de junio, desapareció de la carta enviada el martes por el presidente George Bush al actual jefe de la presidencia colectiva yugoslava, Stipe Mesic. Bush pidió a Mesic que renuncie al uso de la fuerza para resolver el conflicto de Eslovenia y Croacia y urgió a que el pueblo de Yugoslavia resuelva la crisis por medios pacíficos. El portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, explicó que Bush inistió en su misiva en "que lea restablecido el control del poder civil sobre el militar".El mismo mensaje le fue transmitido el martes a un enviado especial de Belgrado por el secretario de Estado adjunto Lawrence Eagleburger, antiguo embajador en Yugoslavia, quien, además, expresó su preocupación por el peligro que representa el estallido de combates cerca de la central nuclear de Krsko, a 90 kilómetros de Liubliana.

Un alto funcionario citado por el diario The Washington Post se refirió a las últimas declaraciones del Gobierno norteamericano como "un intento de cambiar de política sin admitirlo". En opinión de los expertos este intento llega, sin embargo, demasiado tarde, cuando ya casi nadie en Yugoslavia parece excesivamente afectado por la opinión de Washington. Este giro revela, al mismo tiempo, una cierta desorientación de Estados Unidos respecto a una crisis en la que, por primera vez desde el final de la guerra fría, no se trata de elegir entre comunismo y democracia.

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