Un programa aplazado
Síd Ahmed Gozali, el primer ministro argelino, tenía proyectado presentar su programa de gobierno ante la Asamblea Popular Nacional el pasado domingo. Por razones de índole de orden público, esta operación se ha visto aplazada y se ha entrado en un compás de espera. Ayer Gozali y su Gobierno se reunieron con el presidente Chadli Benyedid para estudiar el programa de actuación.Esta demora ha sido interpretada en medios políticos como una prueba evidente de la situación de postergación en que se encuentra sumida la política civil del país en detrimento de la acción militar. Lo que llevaría a afirmar que Argelia vive sumida, en la práctica, en un verdadero golpe de Estado pactado y que el Gobierno de Gozali no es más que una concesión del Ejército a Chadli Benyedid.
La dinámica e incluso el discurso político lo está protagonizando el Ejército y lo confirma y ratifica con posterioridad el Gobierno de Gozali. Así se desprende de los comunicados y discursos televisados, en los que la autoridad militar suele adelantarse a la civil.
Lo más sorprendente y preocupante de este panorama político es el silencio o la inactividad de las otras formaciones democráticas del país, aseguran los observadores. Sólo la Agrupación por la Cultura y la Democracia del berberista Said Saadi se ha atrevido a ofrecer una plataforma de concertación con el poder cívico para resolver la situación y acabar con el estado de sitio.
Los otros dirigentes, entre los que se encuentran el locuaz Ben Bella, permanecen en silencio observando, eso sí, con preocupación, el desarrollo de los enfrentamientos callejeros.
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