El sol que más calienta
Por todos los caminos se llega a Roma. El dicho no ha caído en desuso. Hasta la versión inglesa (All roads lead to Rome) se escucha todavía. Pero en el idioma que sea, estamos frente a una metáfora de lo inevitable. que para Octavio Paz no el Roma sino Washington. Así Io manifiesta en un texto oral transcrito por Antonio Caño en The Journey, especial del Manchester Guardian, sobre las migraciones planetarias (14 de junio de 1991). Paz concluye abogando por una comunidad americana semejante a la que opone Bush al modelo europeo, que EE UU aún aspira integrar de alguna manera. El flamante Nobel mexicano va todavía más lejos: propone lazos económico-políticos que podrían traducirse en una estrella más en la bandera de EE UU.Las migraciones mexicanas fueron prefabricadas por la conquista del Oeste, empezada en 1820 por Moses Austin y sus 300 familias protestantes: aseguraron ser católicos dispuestos a nacionalizarse para radicarse en Tejas, México. En 10 años, miles de pioneros, legales e ilegales, completaron la vanguardia, y la guerra estalló en 1936. Para el escritor mexicano, "la región (area) estaba mal poblada. Ahí no vivía casi nadie fuera de unas cuantas tribus nomádicas. No se trató, por tanto, de un simple ataque imperialista, de una invasión guerrera. Si la hubo fue porque la zona estaba mal colonizada".
Lo que Paz llama región o zona se extiende en el mapa desde Tejas a California. En El laberinto de la soledad (1950) está descrita con bastante menos flema de la que reveló a su transcriptor: "Los Estados Unidos aprovechan la ocasión, y en una de las guerras más injustas de la historia, ya de por sí negra, nos arrebatan más de la mitad del territorio". Es la opinión de Ulises Grant, presidente de su país, que había participado en la guerra mexicana (1846-1848) de teniente: "Una de las guerras más injustas que un país poderoso le haya impuesto a otro más débil".
Sin tener en cuenta la población mexicana que permaneció en las tierras que cambiaron de dueño, hay 12,4 millones de mexicanos en EE UU, calcula la Rand Corporation. Según las patrullas de El Paso (Tejas), unos 640 policías capturaron más de un millón de mexicanos el año pasado. "Sabemos que si cazamos (hunt) unos 223.000, los que se nos escapan son unos 400.00V. Es ley no escrita que la policía de inmigración controla el flujo de la mano de obra de acuerdo con las leyes de la oferta y la demanda, dentro de la industria agrícola o la que sea. Las peripecias de esta gente, que arriesga el pellejo y de la que se abusa hasta sexualmente, son cubiertas por la prensa sólo cuando no pueden pasar inadvertidas. Así y todo, emigran a la tierra prometida unos 135.000 mexicanos por año.
Desde El laberinto de la soledad, la obra con que inició su peregrinación a Estocolmo, Paz no ha vuelto a enfocar el fenómeno migratorio a fondo. Entonces no se hablaba de latinos ni hispanics, sino de pachucos (versión inglesa de pachucho), como les llama él en esa obra. La promoción al primer plano de los desplazamientos masivos en busca del sol que más calienta sale a flote después de la guerra fría. ¿Qué es América -pregunta un personaje de Ulises (1922)- sino las barreduras de todos los países del mundo, incluso el nuestro? El tema central de Los versos satánicos (198 8) surge de la migración paquistaní, tan negra para la pupila inglesa como la mexicana para el estadounidense. Las convulsiones creadas por el asesinato del mahatma Gandhi no desaparecen de la India, ni se esfuma el problema racial trasladado al país que hizo dos naciones de una. Hará 50 años, trasplantar europeos en los nuevos continentes o trasladar hindúes, chinos, negros de todos los tonos, a donde fuera, sin duda para beneficio de los imperialismos, no intranquilizaba porque se presuponía la conformidad de una mayoría de los trasplantados con sus asignadas residencias. Octavio Paz, en el texto transcrito por Cano, hace suya una versión de la conquista del Oeste que parte de la misma base, y que es, hasta hoy, la del angloamericano masa, adquirida en las escuelas públicas, donde latinos o hispanics (hasta los años sesenta pachucos o chicanos que no hablaban inglés y asistían a calentar bancos por obligación) la aceptan con la fe del converso.
Por espacio de varios años di una clase de cultura comparativa, corriente al nivel universitario y exigida en Berkeley, Mills College y San Francisco State, instituciones en que estuvo a mi cargo. Textos del curso fueron los de Crow o de Herring, historiadores estadounidenses de Iberoamérica. Ambos informan ampliamente las culturas europeas y las indígenas del continente. Las migraciones y sus causas fueron hasta 1976, bicentenario del país, novedad que corroboraba la postura antiimperialista de los campus en los sixties. Las últimas veces que ofrecí el curso en los ochenta, los latinos de ambas costas y no pocos hispanoamericanos asignaban a la anexión del Oeste una justa causa. La última opinión que escuché fue mexicana: "Mejor que hayan ido de aquí pos... lo que's allá... no sabían ni donde estar paraos... ".
Hay en el texto que reconstruye Cano un tono de sobre mesa que The Guardian, por lo general, excluye hasta de sus textos humorísticos. Alabando al país duramente atacado en 1950, Paz afirma: "EE UU y la India son dos vastos países que se las han arreglado para resolver el problema cohabitacional entre gente de culturas diversas, y orígenes raciales y lenguas diferentes, aunque en la India se haya hecho por medio del sistema de castas, inaceptable en el siglo XX". Sin examinar de cerca tal opinión, conviene tener en cuenta que el pueblo hindú es ario y brahmánico, que ha existido unos 5.000 años, y que el sistema de castas es una creencia religiosa y no un sistema como el de pesos y medidas, y que EE UU es un país de 235 años, producto de la Ilustración, versión inglesa, y astilla del Imperio Británico que, al suprimir oficialmente las clases o castas vigentes en la madre patria, ha creado una estratificación social basada en el dinero y el consumismo, y, por último, que el crisol de las razas, "solución", según Paz, no pasa de ser un tiro que salió por la culata, no un sistema. Lo que se ha producido es una bomba Jaccuzzi o una ensaladera. Por lo que toca al riesgo de esta migración para México, para el doble puesto que la invasión de Tejas terminada por la guerra mexicana (1846-1848) y la ocupación militar de la ciudad de México desde 1847, "no existen para México", dice el poeta, y pasa a describirnos, sin nombrarlo, el nuevo orden mundial que proclamara Bush, por boca de Baker, aun antes de liquidar la guerra del Golfo. Sin duda que Octavio Paz expresa los ,anhelos, todavía vagos, de esa minoría latina de 30 millones, 12,4 de los cuales son mexicanos emigrados o born in the USA, como Bruce Springsteen.
"Soy un convencido de que el destino de Estados Unidos y el nuestro están unidos por la geografía y por la historia. Siempre he apoyado la integración de nuestros [dos] países (verbigracia, lazos económicos y políticos deben llevar a la formación de un mercado común norteamericano)". A fines de mayo, el Senado estadounidense autorizó a Bush para concluir un pacto económico del tipo soñado por Octavio Paz, quien, si ha terminado siendo el ensayista que se destapó hace 40 años en El laberinto de la soledad, empezó siendo poeta, vidente, en buenas cuentas. Lástima que su don profético no llegue más al sur, a lo que fuera méxicano hasta que, para acomodar intereses anglosajones y británicos se cantonalizaran en seis repúblicas bananeras; o m ás al sur: desde Venezuela hasta el polo antártico, por ejemplo.
Es probable que la clave de la nueva postura de un escritor, Nobel reciente, tenga algo que ver con el codiciado galardón. Dtros Nobel han reverberado más por el mundo. Estados Unidos y su contendor de la guerra fría son todavía los países que no sólo hacen noticia sino que, junto con Israel, son la noticia. El secreto estaría en la divagación Final del Laberinto (capítulo VIII, Nuestros días), divagación sembrada de referencias españolas, y curiosamente antihispánica. Hablando de la miseria en México dice: "La ausencia de capitales puede remediarse ( ... ). Después de todo el capital no es sino el trabajo humano acumulado. El prodigioso desarrollo de la Unión Soviética -otro tanto podrá decirse en breve de China- no es más que la aplicación de esta fórmula. Gracias a la economía dirigida, que ahorra el despilfarro, y la anarquía, inherentes al sistema capitalista, y al empleo racional de una inmensa mano de obra, dirigida a la explotación de unos recursos también inmensos, la Unión Soviética se ha convertido en el único rival de Estados Unidos. Pero nosotros no tenemos ni la población ni los recursos materiales y técnicos, ( ... ) para no hablar de nuestra vecindad con Estados Unidos y de otras circunstancias históricas".
Poco ha cambiado el panorama mexicano desde 1950. ¿Por qué no seguir exportando campesinos tan sin tierra como antes ,de la revolución de 1910, y víctimas de un paro perpetuo, gente de sobra en un país reducido a su mitad más pobre? Las cosechas de California necesitan jornaleros; Los Ángeles, megalópolis del Oeste, necesita sirvientes, basureros, chóferes, camareros, en fin, lo que fueron los negros de Nueva York hastal que Marcus Garvey los sacó de Harlem. Muchos llegan ahora a la Universidad. Todavía no compiten conl os asiáticos, ases de la informática, más hechos al esfuerzo y a la disciplina que los anglosajones de hoy. Y mientras esperan en la misión, gueto de aledaños mal compartidos con los gay (hay riñas y muertes violentas), sirven a la nueva patria en Panamá, el golfo Pérsico, o don de toque. Octavio Paz les facilita el tránsido al sol que más calienta y de paso rectifica viejas desviaciones, clarificando, en cambio, el destino unionista de los dos países . Se trata de una minoría inquietante, con idioma propio en una nación monolingüe, poco aficionada a cualquier castellano, y menos al catolicismo... Nadie es perfecto.
es escritor chileno.
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