40.000 especies naturales desaparecen cada año en el mundo, según expertos de la ONU
Cada año desaparecen en el mundo 40.000 especies de animales, plantas y microorganismos, según expertos de casi un centenar de países que discuten en Madrid el convenio internacional para la protección de la diversidad biológica, a instancias de la ONU. "Queremos lograr un compromiso de intereses, entre los países pobres, que tienen la mayor diversidad en especies, y los países ricos, que tienen las tecnologías para explotarlos", ha declarado Mostafá Tolba, director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
La cifra de especies naturales que desaparecen cada año es una estimación de los científicos que incluye microorganismos, plantas y animales -sobre todo insectos- aún desconocidos. De los 30 millones de especies que se calculan que existen en la Tierra, no se han descrito hasta ahora más de 1,4 millones. La importancia de estos recursos y los intereses creados sobre su explotación mediante las modernas tecnologías han obligado a negociar un convenio internacional cuyo borrador señala como primer objetivo: "Disponer lo necesario para la conservación de la diversidad biológica y sus componentes, debido a su valor intrínseco y económico"."En los años setenta, una plaga estuvo a punto de acabar con el maíz en EE UU. Científicos de este país encontraron en Guatemala una variedad resistente a esa infección y lograron una especie por injerto que salvó su cosecha, pero Guatemala no obtuvo ningún beneficio por su recursos, aunque EE UU dejó de perder muchos millones de dólares", cuenta el chileno Vicente Sánchez, presidente de las negociaciones para alcanzar el convenio sobre biodiversidad, que utiliza este ejemplo para ilustrar la desigualdad del intercambio que se produce entre los países ricos, que poseen la tecnología, y las naciones pobres, ricas en diversidad biológica.
"Estamos intentando regular el futuro porque conocemos el impacto en el presente la disminución de las especies sobre el funcionamiento de la naturaleza", afirma Sánchez, y explica que no es sólo un problema de la belleza de variedad de flores, sino que la desaparición de un microbio o de un insecto puede suponer también la desaparición de un cultivo o un funcionamiento natural utilizado por el hombre. "Veinte medicamentos fundamentales descubiertos recientemente, incluyendo anticonceptivos, han surgido de una planta, de elementos naturales que se convierten de la noche a la mañana en un recurso varlioso", comenta.
El convenio empezó a prepararse en 1988, y podría estar listo para su ratificación en la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo convocada por la ONU para 1992 en Río de Janeiro. El problema es que algunos países, aun siendo partidarios de la defensa de la biodiversidad, no están interesados en contraer compromisos fijos que afecten a los intereses de sus industrias. Se está regulando la protección mediante patentes mundiales no sólo de los procesos tecnológicos de explotación de las especies naturales, sino también de las mismas especies. Sin embargo, cree que esta medida no evitará que sigan desprotegidos quienes, por falta de información y dinero, "tienen ahora las semillas o los recursos genéticos de animales y plantas, campesinos de países pobres que ni siquiera saben que podrían patentar el cereal que tiene", dice Suarez.
España, rica en especies
"En el marco mundial, España es un país poseedor de tecnologías, pero también relativamente rico en biodiversidad en comparación con otros países con desarrollo industrial más intenso y más antiguo", señala Elisa Barahona, miembro de la delegación española en la convención. Destaca el papel de puente que España puede desempeñar entre los países latinoamericanos y los más desarrollados. "Somos favorables a que, a cambio de los recursos genéticos que puede aportar el Tercer Mundo, los países desarrollados ofrezcan un libre acceso a la tecnología, y acceso no significa que tenga que ser gratis", afirma Barahona.Varias delegaciones europeas comparten esta postura, y algunos países incluso están dispuestos a pagar un impuesto ecológico por ello, porque otro punto controvertido del convenio es quién y cómo va a financiar la utilización y conservación de las especies.
"Hasta ahora, el ser humano ha procedido simplificando la naturaleza, hasta el monocultivo, que supone reducir drásticamente el número de especies en un ecosistema", advierte Sánchez, que opina que la biotecnología tiene efectos negativos y positivos en la conservación de las especies. Así, la revolución verde de los años sesenta mejoró el rendimiento de las cosechas hasta lograr que países como India fueran autosuficientes en producción de cereales. "A cambio de ello, el país sufre ahora la contaminación por fertilizantes y plaguicidas y la pérdida de especies", dice Sánchez. Pero también la biotecnología permite conservar especies con el cultivo en laboratorio de células.
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