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El pacto de competitividad permitiría reducir la inflación al 3,5% en 1993, según Solchaga

WALTER OPPENHEINIER, El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, vaticinó ayer que la inflación podría situarse en torno al 3,5% en 1993, con un crecimiento de los salarios del orden del 5,5%, si fructifica el pacto de competitividad. Solchaga, que se mostró muy crítico hacia los sindicatos por su negativa a negociar esta iniciativa gubernamental, adelantó que en la primera semana de julio convocará a las centrales y la patronal para tener una reunión a tres bandas.

Carlos Solchaga hizo una encendida defensa del Pacto Social de Progreso -"la competitividad no es una opción, es una necesidad", dijo- en el III Encuentro de S'Agaró, en el corazón de la Costa Brava gerundense, ante una audiencia de empresarios, políticos y economistas. A medio camino entre el ejemplo práctico y el vaticinio, el ministro dibujó una escala de cómo evolucionarían la inflación y los salarios a partir del pacto. Así, en 1992 deberían ser del 4,5% y el 6,5% respectivamente, y en 1993 del 3,5% y el 5,5%. Aunque no citó la tasa de inflación prevista para 1994, sí se refirió a un crecimiento de los salarios en torno al 4%, dando a entender que la inflación debería oscilar entre el 2% y el 3%, "lo que permitiría a la economía española situar sus costes laborales en los mismos niveles que Alemania, Francia, los países del Benelux y Dinamarca".El responsable del equipo económico del Gobierno se mostró muy crítico con los sindicatos "porque rechazan el plan sin criticar aspectos concretos" y se mostró dispuesto a modificarlo y añadir todas aquellas sugerencias útiles que formularan las fuerzas sociales, aunque matizó que los cambios no deberían "deformar" la propuesta. Solchaga convocará a la patronal y a los sindicatos a una reunión tripartita en la primera semana de julio, una vez que, desde hoy, la propuesta haya sido examinada por el Congreso.

En sus críticas a la actitud de los sindicatos, el ministro no ahorró frases contundentes: "Estoy dispuesto a poner la cara todo el tiempo que haga falta hasta que expliquen [los sindicatos] por qué no quieren pactar". "Yo no veo sacrificios en esta propuesta, sino disciplina", remarcó el ministro.

Ley de huelga

Parecida contundencia mostró al afirmar que la ley de huelga "no se utilizará como moneda de cambio con los sindicatos". Recordó que la regulación de la huelga es uno de los compromisos del programa del PSEO en las elecciones generales de 1989 y que ésta no será más o menos suave en función de que haya acuerdo con los sindicatos en materia de competitividad. "Habrá ley de huelga en esta legislatura" afirmó.

Solchaga reiteró asimismo que el plan de competitividad se pondrá en marcha con o sin acuerdo. Dada la escasa maniobrabilidad que ofrecerá en el futuro la política monetaria, la puesta en marcha del proyecto sin pacto exigirá una actuación en materia fiscal -a partir del IVA, el impuesto de sociedades y las cotizaciones sociales, señaló en rueda de prensa- y congelación del gasto público. En este sentido, volvió a llamar la atención sobre el elevado aumento del endeudamiento de las comunidades autónomas y las corporaciones locales. No obstante, en rueda de prensa descartó poner en práctica por el momento la sugerencia del Fondo Monetario Internacional (ver EL PAÍS de 22 de junio) de que el Gobierno indique a los bancos que no responderá de los gobiernos locales y autónomos en caso de que éstos incurran en dificultades financieras.

El problema de la carestía del suelo, tanto para vivienda como industrial, fue uno de los estrangulamientos de la economía española citados por el ministro. Solchaga señaló: "El precio disparatado del suelo es algo con lo que tenemos que acabar. Y eso sí que sería una revolución". Se mostró partidario de "acabar con las rentas de privilegio" creadas en este sector y matizó que la subvención del crédito hipotecario no basta para solucionar el problema de la vivienda. Reiteró la idea de crear un "banco de suelo" con fondos del Banco de Crédito Local y reclamó la cooperación de las corporaciones locales para solucionar el problema.

Solchaga se mostró en general contrario a la política de subvenciones, no sólo en vivienda sino en materia de política industrial: "La política de subvenciones no forma parte de un Estado moderno". Aunque no lo afirmó textualmente, sugirió que también se acabarán las subvenciones en materia de contratación laboral: "Las actuales modalidades de contratación no sirven para crear empleo".

El Gobernador del Banco de España, que también estaba lnvitado a las jornadas de S'Agaró, declinó a última hora su asistencia. Según los organizadores, la previsión generalizada de que el tema central sería el pacto de competitividad, a pesar de estar convocadas bajo el epígrafe de la unión económica y monetaria europea, aconsejó a Rubio abstenerse de acudir a S'Agaró "para no chocar con el ministro".

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