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Hallada muerta de cuatro puñaladas la enfermera del Gregorio Marañón desaparecida el 2 de junio

Jorge A. Rodríguez

El cadáver de la enfermera Isabel Leo González, de 32 años, casada y con dos hijos, fue hallado ayer casi descompuesto en la parte trasera de su vehículo, aparcado en la calle de Nicolás Salmerón, en San Blas. El cuerpo presentaba tres puñaladas cerca de la nuca y otra en el costado. La policía sospecha que Isabel fue acuchillada el 2 de junio, cuando fue vista por última vez a la salida de su trabajo en el hospital Gregorio Marañón. Los investigadores creen que su asesino la mató en un lugar sin precisar, condujo hasta San Blas, aparcó el coche y cubrió el cadáver para aplazar su hallazgo.

Un jardinero fue quien avisó a la policía, extrañado por el hedor que desprendía el vehículo, un Seat Ibiza Junior blanco matrícula M-8305-HS, perfectamente aparcado en la calle de Nicolás Salmerón, junto al parque de la Almudena, cerca del cementerio del mismo nombre.Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía llegaron al lugar sobre las cinco de la tarde y comprobaron que el coche era el de Isabel, cuya matrícula fue facilitada el día 2 a la policía, junto a la descripción de la enfermera, por su marido, Francisco Miguel Méndez Gonzalo.

El cadáver de Isabel estaba boca abajo en posición fetal bajo los asientos traseros del vehículo, junto a una sillita de niño. Tenía tres puñaladas en la nuca, mortales de necesidad, y una cuarta en el costado. Estaba vestida con el vaquero y la camisa roja que llevaba cuando desapareció. Una manta y una chaquetilla cubrían el cadáver.

Sin pistas sobre el móvil

La policía, que no dispone de pistas sobre el móvil del crimen, está convencida de que el asesino la apuñaló el 2 de junio, cuando la enfermera abandonó el Gregorio Marañón a las siete de la mañana, antes que sus compañeras, ya que disponía de una hora de permiso para la lactancia de su hijo de cinco meses. Desde ese día, el cadáver ha estado dentro del vehículo, que estaba cerrado y al sol, lo que aceleró la descomposición. Los mismos medios no precisaron si la enfermera fue agredida sexualmente.En la casa de la enfermera la noticia llegó sobre las 18.30, informa Lila Pérez Gil. Su marido se marchó para identificar el cadáver, dejando a sus dos hijos con su hermana. Un familiar señaló: "No sabemos nada, pero esto no puede ser".

Isabel trabajaba en el servicio de cirugía del hospital desde hace dos años, en el turno de noche. Sus compañeras manifestaron: "Estamos hundidas".

La hipótesis de que hubiera abandonado voluntariamente el domicilio familiar, situado en la calle de Camarena (Aluche), fue desestimada inmediatamente. Familiares y compañeros de trabajo reiteraron ayer que Isabel no tenía problemas. "Estaba muy contenta porque sus hijos se criaban muy bien", señaló una enfermera. Isabel Leo, casada desde hace ocho años con Francisco Miguel Méndez Gonzalo, tenía dos hijos, uno de cuatro años y otro de cinco meses.

La gerencia del Gregorio Marañón hizo ayer pública una nota en la que lamenta las muertes de Isabel y del urólogo Eugenio Ribero Sánchez, por quienes ha pedido a los trabajadores que guarden hoy un minuto de silencio. La nota añade: "No hay dato alguno que permita relacionar" las dos muertes ni de que hubieran sido amenazados. Ninguno de los dos había atendido a presos en el centro. La policía no tiene aún una pista concluyente sobre la muerte de Eugenio Rivero, asesinado el domingo de un tiro en la nuca en la calle de Castelló, informa Emma Roig.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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