El referéndum italiano facilita la reforma electoral
El comentario unánime al resultado del referéndum celebrado el domingo y el lunes pasados en Italia es que ahora será más fácil emprender el complejo camino de una reforma electoral a fondo como primer paso para un cambio de las instituciones de este país, consideradas por unos oxidadas, y por otros, incluso fallecidas. Según el presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, no todos los 27 millones de italianos que fueron a votar lo hicieron con la misma finalidad, por lo que ha explicado, "no es fácil hacer un análisis sereno del resultado". En la consulta votó un 62,5% del censo, y el 95% de los sufragios fue a favor de recortar las llamadas preferencias electorales, de cuatro a una.
Un resultado que ha sorprendido al mismo Norberto Bobbio, el gran filósofo que ha confesado que él había ido a votar "con pocas esperanzas", dada la fuerte campañía que, sobre todo los socialistas, habían hecho a favor de la abstención.Sin embargo, el diputado Mario Segni, alma y promotor del referéndum, ha afirmado que el análisis del voto es muy fácil, ya que, ha dicho, "una marea de gente ha demostrado que quiere cambiar las cosas y participar en el cambio". Y al líder socialista Bettimo Craxi, que había afirmado que veía mucha confusión en la política italiana, Segni le ha contestado, irónico, que él la confusión la ve más bien "en su cabeza", porque la gente ha sido muy lúcida cuando ha ido a votar.
Los promotores del referéndum insisten en que los italianos han ido en masa a las urnas para que se cambie la actual ley electoral y no para apoyar un proyecto de reforma "presidencialista", como les gustaría a Craxi y al presidente de la Republica, Francesco Cossiga. De hecho, ayer todas las fuerzas políticas que habían apoyado el referéndum -representadas en todos los partidos-, han contestado a la interpretación que el jefe del Estado había dado momentos después de conocerse el resultado del voto, a través de los tres canales de televisión de la RAI. Cossiga -que llegó a formular la hipótesis de la disolución del Parlamento- había afirmado que el referéndum indicó que la gente quiere actuar en política directamente "sin mediación incluso de los partidos políticos".
Según los promotores del referéndum, no existe ningún motivo para disolver este Parlamento. Al revés, lo que habría que hacer, según ellos, es aprovechar el año que queda de legislatura para preparar una reforma electoral que pueda ya ser usada en las elecciones de las que saldrá el próximo Parlamento. Pero la reforma electoral que querrían la Democracia Cristiana y el Partido Democrático de la Izquierda no gusta al Partido Socialista.
