Una policía y un joven magrebí mueren en un nuevo fin de semana sangriento en los suburbios de París
Una mujer policía y un joven magrebí fueron las víctimas mortales del nuevo fin de semana violento en los suburbios de París. La funcionaria falleció al mediodía de ayer, horas después de que su coche hubiera sido reventado por un vehículo robado. El magrebí era uno de los jóvenes participantes en la agresión y fue alcanzado por las balas de los compañeros de la policía. Mantes-la-Jolie, una ciudad-dormitorio de 20.000 habitantes, fue el escenario del drama. Hace 15 días, en la comisaría de esa misma localidad, falleció un joven marroquí al que se le negó la asistencia médica que requería su condición de asmático.
Marie-Christine Baillet, soltera de 38 años, es la segunda policía fallecida en Francia desde la incorporación de la mujer a esta profesión, en 1975. Hacia las 2 horas de la madrugada del domingo, la funcionaria patrullaba por Mantes-la-Jolie a bordo de un vehículo oficial y en compañía de otros dos policías. El vehículo policial se topó entonces con un grupo de cinco turismos que efectuaban un rodeo motorizado por las calles del suburbio, práctica habitual durante los fines de semana en algunas zonas suburbiales de París. Todos esos turismos habían sido robados.Los policías, según la versión oficial del suceso, intentaron interceptar a los vehículos robados cuando uno de ellos, un R-9, se lanzó directamente contra el coche patrulla. Los dos policías varones tuvieron el tiempo justo de abrir las puertas y arrojarse al suelo; Marie-Christine Baillet fue alcanzada de pleno por el coche de los agresores. La funcionaria, con la caja torácica reventada, vivió en estado de coma hasta el mediodía de ayer.
Un cuarto de hora después, mientras los compañeros de la policía mortalmente herida intentaban socorrerla ayudados por un grupo de bomberos, los coches robados regresaron al lugar e intentaron agredir de nuevo a los funcionarios. Esta vez, los policías abrieron fuego contra el vehículo más próximo. Yusef Khaif, un muchacho argelino, resultó muerto de inmediato.
Acto de delincuencia
Tiempo atrás, Khaif había sido detenido como autor de un asalto colectivo a una joyería de la zona. También figuraba entre los sospechosos del incendio de un supermercado en Mantes-la-Jolie. Era uno de esos "zulús" que comienzan a imponer su ley en los degradados suburbios de las grandes ciudades francesas.
El ministro francés del Interior, Philippe Marchand, rechazó ayer la existencia de cualquier relación entre la muerte de Yusef Khaif y la de Aissa Ihich, el muchacho asmático fallecido en la comisaría de Mantes-la-Jolie tras los enfrentamientos de hace dos semanas entre jóvenes y policías. Según Marchand, lo ocurrido en la madrugada de ayer es un "puro acto de bandidaje", y no se trata de una explosión de violencia motivada por los déficits de una política de integración social, sino de una cuestión puramente delictiva. "Los muchachos que mataron a la mujer policía", dijo Philippe Marchand, "no son jóvenes insatisfechos con las condiciones de vida de los suburbios, sino delincuentes".
Recientemente, la Asamblea Nacional votó una ley destinada a reformar el urbanismo y las condiciones de vida de los barrios o ciudades más conflictivas. Ayer un comisario de policía se quejaba ante la prensa de que "la ley republicana no parezca válida y no se aplique en las barriadas".
En el mismo momento en que ocurrían estos incidentes, el movimiento SOS Racismo celebraba en el castillo de Vincennes su fiesta anual. Pese a la incremento de la tensión racial en Francia y pese a la lluvia que cayó intermitentemente sobre Vincennes, la fiesta fue un gran éxito para SOS Racismo. Cerca de 200.000 personas de todas las edades, razas y condiciones sociales se divirtieron sin la menor violencia a los sones de Joe Cocker, Jonny Halliday, Amina y Africa Bambaata.
Rehabilitar los suburbios
Ante un público en el que abundaban los negros vestidos según la estética "rap" y los magrebíes con pañuelos palestinos, Harlem Desir, líder de SOS Racismo, pidió al Gobierno francés una acción "mucho más enérgica" para rehabilitar los suburbios y acelerar la integración racial. Desir, que lógicamente no conocía lo que iba a ocurrir en Mantes-la-Jolie, proclamó: "El modelo francés de integración armoniosa de diversas culturas está a punto de ser sustituido por el modelo norteamericano de cada cual en su gueto".
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