Arte en la cueva
Paredes de piedra para una exposición de pintura y cerámica en Colmenar de Oreja
Tres jóvenes artistas han presentado sus cerámicas y esculturas en una cueva de Colmenar de Oreja donde las obras comparten espacio con los toneles de un popular bodeguero de la localidad, Antonio Peral. El lugar, con 14 metros de profundidad y 600 metros cuadrados de amplitud, que data de mediados del siglo XIX, ha recibido 400 visitantes el primer fin de semana.
En esta cueva se exponen desde el día 25 de mayo y hasta el 9 de junio 21 obras de cerámica de Miguel Angel Hervás y Esther Ruales-Nieto, y siete lienzos y ocho dibujos de Antonio Ventura. Los dos primeros llegaron de la capital hace dos años para desarrollar su arte con tranquilidad. Ventura es un profesor de EGB con una profunda afición por la pintura.
Hasta este momento, Colmenar de Oreja ha carecido de actividades de este tipo. Según los expositores, se ha pensado en continuar la experiencia y dejar esta cueva para presentar al menos una muestra al año.
Miguel Ángel y Esther se dedican a la cerámica, en la que la gente "busca una utilidad". Por ello, además de piezas para exposiciones y ferias, trabajan lámparas, relojes, platos y otros objetos más útiles. Pretenden que se deje de asociar la cerámica con la cacharrería, "dándole un valor más utilitario".
A Miguel Ángel le enseñó a hacer torno un alfarero de La Rambla. Después pasó a un taller privado en el barrio madrileño de Tetuán, donde aprendió el oficio, y desde hace seis años diseña y trabaja individualmente su obra ayudado por Esther.
Un horno de gas propano y un torno son sus principales herramientas de trabajo. Y el gres, el material predominante. Su idea es la de trabajar asimétricamente, y algunos han comparado sus vasijas con las chinas.
La más cara de las obras expuestas, un mural con forma de puerta antigua, cuesta 75.000 pesetas, y la más barata, una vasija, 8.000. También han realizado unas pequeñas tablas de gres, que cuestan 800 pesetas, para financiar la luz y el montaje.
Material de las canteras
Junto a esta cerámica se entremezclan los dípticos de Antonio Ventura, que ha buscado en la piedra el motivo de su obra, sobre todo pizarra y alabastro. Representa el material que se encuentra en las canteras de Colmenar, donde este pintor se ha inspirado.La piedra se convierte en un mero pretexto para representar el vacío. Por eso descarta la presencia del color, que aparece tan solo en las vetas y en el negro de un cuadro titulado Entrada a la cueva, el más figurativo para él.
Uno de sus dípticos favoritos es Estela, al que da un significado funerario. Para él, "todas las estelas son homenajes, y he querido en este caso rendírselo a Neruda". Le cuesta desprenderse de esta obra, que ha vendido en estos días por 120.000 pesetas, pero al menos sabe que el comprador es conocido y podrá seguir viéndola. La más barata cuesta 600.000 pesetas, y sus dibujos se pueden adquirir por 10.000.
La gente del pueblo, que se acerca a observar la exposición, comenta que la cerámica es muy bonita, y de pintura la mayoría no se atreve a opinar. "Yo no opino de pintura porque como no entiendo...", reconocen.
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