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Joselito, contentísimo con su actuación

La voz de Joselito cantando en el baño se oía a través del teléfono de la habitación de su hotel, que atendía su apoderado Enrique Martín Arranz: "Es evidente que está muy contento, y tiene razones para ello". El diestro, nada más ponerse al teléfono, utilizaba el superlativo: "Contento es poco, estoy contentísimo con mi actuación".El madrileño lamentaba que el público sólo hubiera aplaudido su toreo con el capote: "Porque con la muleta y la espada también estuve muy bien. Pero me da igual, y no es un desprecio, simplemente me encontré muy a gusto delante de los dos toros y en esos momentos me relajo, disfruto y me olvido de todo". Añadía que tal vez la causa de su falta de conexión con los tendidos sea que lo hace demasiado fácil, mientras que otros compañeros se dan más importancia: "Yo siento el toreo a mi manera y no pienso cambiar".

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Ni con el carretón

Martín Arranz coincidía con las razones de su torero y agregaba el calificativo de sensacional a su tarde, aunque reconocía que el balance de la feria de Joselito no era bueno en cuanto a las estadísticas: "Pero nosotros vamos por otra línea, por la de la calidad. Además, es un chaval de 22 años, mientras que el resto de las figuras podrían ser sus padres".

Eloy Cavazos, que brindó el toro que abrió plaza a su mujer y sus dos hijos, también estaba satisfecho de su reencuentro con Madrid después de 15 años y sólo lamentaba el pésimo juego de su segundo oponente: "Animado por el cariño de este gran público, a mi primer toro le dí, con mi estilo alegre y variado, los ocho ó 10 pases que tenía". El mexicano creía que el pública también valoró mucho su valentía y entrega a la hora de matar: "No es ningún mérito, es que, como soy tan chaparrito, no me queda otro remedio. Hay que hacer honor a nuestra profesión de matador de toros, ¿no?".

Sandín abandonó la UVI

Por otra parte, Lucio Sandín abandonó en la tarde de ayer la UVI de la clínica zaragozana en la que está ingresado desde el lunes, tras el accidente de tráfico que sufrió ese día. Pasó a la unidad de traumatológica, donde los médicos esperarán a que le baje la hinchazón en su pierna derecha para reducirle la fractura de tibia y peroné que presenta. Su madre, Pilar Sayago, viajó ayer a Madrid para llevarse hasta Zaragoza varios documentos necesarios para el atestado y los tramites hospitalarios.

"No tengo palabras para expresar la mala suerte de Lucio", dijo, "después del percance del ojo y de la cornada del año pasado, que le tuvo al borde de la muerte, ahora sufre este accidente en el que se ha salvado de milagro". Informó que el diestro, al que acompaña su padre, Antolin, se encuentra muy dolorido y con la moral baja al saber que es posible que necesite otra operación en las vértebras del cuello que se ha fracturado y que la recuperación, que puede durar un año, va a ser, además de larga, muy dolorosa.

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