Bush presionó a Etiopía para que permitiera el éxodo de los judíos
La intervención personal del presidente norteamericano, George Bush, ante el Gobierno de Etiopía, producida después de la huida del país africano del presidente Mengistu Haile Mariam, hizo posible la operación de salvamento sin precedentes en la que, en apenas 36 horas, 14.087 judíos etíopes (falashas) fueron trasladadados mediante un puente aéreo a Israel. "Es maravilloso", dijo ayer. Bush al referirse al éxodo. "Estoy orgulloso del papel jugado por Estados Unidos".
Cuarenta aviones, la mayor parte de ellos facilitados por el Ejército del aire israelí, volaron durante la noche. En el puesto de mando, establecido al borde del aeropuerto militar de Addis Abeba, se encontraban el general Amnon Shahak, vice jefe del Estado Mayor israelí; el general de aviación Amir Nahumi y otros altos oficiales.El intenso tráfico aéreo entre Tel Aviv y Addis Abeba durante estas críticas 36 horas no habría podido desarrollarse sin provocar la inquietud de los vecinos árabes de Israel si Estados Unidos no hubiese obtenido el acuerdo tácito de Sudán, Jordania, Arabia Saudí y Egipto, países ribereños del mar Rojo, por cuyo espacio aéreo cruzaron, y volvieron a cruzar, los Boeing, jumbos y Hércules israelíes.
Gracias a la firme intervención personal del presidente norteamericano, George Bush, ante el Gobierno etíope, éste terminó dando finalmente su apoyo a la operación Salomón, nombre en clave elegido en recuerdo del amor apasionado que ligó al rey Salomón con la reina de Saba, de Etiopía, hace 2.500 años.
La carta de Bush llegó en un momento en el que los rebeldes estaban ya a las puertas de Addis Abeba, e insistía sobre la "necesidad vital" de dejar salir inmediatamente a los judíos, Estados Unidos obtuvo también la promesa de los rebeldes musulmanes de Eritrea de detener su ofensiva durante las 36 horas fatídicas. Aún más, los norteamericanos recibieron la promesa formal del mando de los rebeldes de que cerca de 2.000 judíos, situados entre dos fuegos y que no habían podido llegar a Addis Abeba, serán autorizados a emigrar a Israel en una fecha posterior.
El primer ministro israelí, Isaac Shamir, telefoneó a Bush para darle las gracias y rindió homenaje públicamente a la intervención humanitaria de Estados Unidos. Bush pidió a su interlocutor que le prometiera que ningún judío etíope sería establecido en los territorios ocupados. El ministro israelí del Interior, Isaac Perez, confirmó ayer que se cumpliría esta condición. Pese a ello, tres organizaciones palestinas basadas en Damasco mostraron ayer su disconformidad por la operación.
Una laboriosa negociación, que se prolongó durante meses, precedió a la operación Salomón. Abandonado por la URSS, el presidente Mengistu pidió a Israel armas e instructores militares a cambio del permiso para la salida de los judíos. El Gobierno israelí rechazó la demanda, no solamente por su reticencia a verse envuelto en una guerra civil de resultado incierto sino también porque Estados Unidos, interesado en la caída del régimen marxista de Mengistu, habría visto con malos ojos tal colaboración.
Campos de acogida
Mientras tanto, las autoridades etíopes no dejaban salir a sus judíos sino con cuentagotas y las decenas de miles que llegaban a Addis Abeba, para estar cerca de la puerta de salida, el aeropuerto, se vieron forzados a permanecer durante meses en los campos de acogida establecidos cerca de la embajada de Israel.Cuando, después de la intervención de Bush, el Gobierno etíope dio, in extremis, la luz verde para la evacuación, la operación Salomón fue bloqueada aún durante 18 horas. Addis Abeba exigía 35 millones de dólares suplementarios para "cubrir los gastos de vigilancia y protección" en los alrededores del aeropuerto. El dinero fue facilitado por la Agencia Judía.
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