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Léo Ferré, el artista que se resiste a ser explotado

Léo Ferré siempre ha dicho que para él no sirve esa convención de que "el público de los cantantes envejece con ellos". Y es verdad si tenemos en cuenta que la media de edad de quienes han asistido a sus conciertos en la Comunidad Valenciana el pasado fin de semana rondaba el tercio de sus 75 años. Uno de los mitos de la canción francesa se resiste a ser explotado.

Los asistentes al recital de Valencia pasaron por alto esas toses intercaladas en una de sus canciones más célebres. Ni Dieu ni Maître, aunque jamás sonara en las radios comerciales. ¿Qué lugar queda para la anarquía?, le habíamos preguntado horas antes. "La anarquía está aquí dentro"', había respondido, señalándose la cabeza y el corazón, "es un principio, la soledad absoluta, la negación de toda autoridad que te permite decir lo que piensas sobre las cosas vivas".Les anarchistes fue uno de los temas dedicados a España que interpretó en su concierto, junto con Le bateau espagnol, Franco la muerte y L'espoir. Explica que si ahora España ya no aparece con igual fuerza en sus canciones es porque "hay menos problemas desde que no está Franco". Cuando el dictador vivía, recuerda que "no podía entrar en España", pero después ha visitado regularmente nuestro país y su mujer, María, es española. Sobre el escenario, sólo un plano y el artista, pero una gran orquesta invisible le acompañaba en play back.

Era la Sinfónica de Milán, a la que él mismo dirigió en la grabación de su último disco. Les vieux copains. "Siempre me han fastidiado los directores de orquesta", afirma contundente. "Las orquesta llevan mucho trabajo, pero", subraya, "a veces para mí son indispensables y no puedo llevarlas a todos los sitios. Un músico me dijo que no tenía derecho a cantar con el play-back de la orquesta y le contesté: 'desde el momento en que ustedes tocan sin estar el cantante delante, no pueden sorprenderse si yo canto sin la orquesta detrás".

Ejecutivos

Después de casi sesenta años de carrera y unos cuarenta discos, Léo Ferré habla con conocimiento de causa. "Las discusiones con las casas discográficas", afirma, "son siempre áridas, pero resultan interesantes si, por ejemplo, tienes ante ti a Barclay, que sé quién es, un hombre, que conozco y me recibe; pero eso se ha acabado, están llenas de ejecutivos con los que no puedes ni hablar".Hace veinte años llegó a grabar con un grupo de rock, Zoo, que Barclay pretendía dar a conocer. "En su primer momento me interesó la experiencia, pero hacer una tournée con ellos fue difícil, era gente de 16, 17 años, que no era mi público y hacía ruido. Yo me sentí un cantante desgraciado", concluye.

Mito viviente de la canción francesa, asegura que Charles Trenet ha sido "el más grande, él lo cambió todo". En cuanto al futuro de la canción, deja caer un dubitativo "no sé", para añadir que los "compositores de hoy son los productores de discos, hay muchos en las casas de discos, para hacer banalidades y eso es lo que vende y se hace".

En tono displicente dice que el futuro de la canción es América, es terrible". No tiene un buen concepto de los músicos norteamericanos. Se muestra modesto al valorar la aportación de su generación a la canción. "Tal vez los ritmos de jazz y un mensaje, aunque puedo estar equivocado".

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