El futuro mismo

Lester Bowie's New York Organ Ensemble.

Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista. Aforo: 600 personas. Precio: 1.500 pesetas. Madrid, 18 de mayo.

Big Band del Foro / Richard Wyands Trio + Bob Rockwell.

Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista. Aforo: 200 personas. Precio: 1.000 pesetas. Madrid, 19 de mayo.

Lester Bowie ha visitado España en los últimos años casi con tanta frecuencia como Miles Davis, que ya es decir, pero a diferencia de Davis, siempre sorprende, nunca cansa. Con su última formación recapitula y resume una carrera que no deja de apuntar hacia adelante porque parece la encarnación del futuro mismo.Bowie forma con el excepcional James Carter y Frank Lacy, sustituto del anunciado Steve Turre, un verdadero trío de ases, tres vientos portentosos. Bowie sigue jugando a inflar poco a poco su trompeta con aire encantado para soltarlo de golpe. Carter, toda una revelación, sopla con la fiereza de los tenores tejanos. Además, como demostró en el espléndido Angel eyes que interpretó en trío, parece liberado del coltranismo mediocre y dubitativo que caracteriza a tantos otros colegas con ínfulas de modernidad. Se le podrían seguir echando piropos, pero también hay que alabar a Lacy. El trombonista logró sonar actual aun recordando el expresionismo de los pioneros del estilo Tailgate.

El misterio de quién ocuparía la plaza del instrumento que da nombre del grupo, el órgano, se desveló a favor de Amina Claudine Myers. No se sabe qué hubiera hecho Don Pullen de ser elegido, pero difícilmente hubiera superado en sobriedad los ecos de iglesia con que la dama inundó el ambiente.

El batería Don Moye, impecable y enérgico, acompañó piezas como The master, del repertorio del Art Ensemble of Chicago, o When the spirit returns, del de la Brass Fantasy.

Problema de imagen

Lester Bowie hace gran música negra. Ricardh Wyands, también. La diferencia está en que mientras Bowie llenó el San Juan Evangelista gracias al complemento de una imagen colorista, enérgica y llamativa que lanza a los cuatro vientos, Wyands apenas consiguió cubrir una tercera parte del aforo, simplemente porque no defiende ninguna filosofía musical en particular ni está afiliado a corriente estilística alguna.

Cuando a Wyands le cayó encima, allá por los años cincuenta, la tremenda responsabilidad de rellenar los descansos de algunas actuaciones de Art Tatum, la cumbre del plano en el jazz, entendió de golpe cómo debía tocar en el futuro. Asumió el pianismo discreto, delicado y dulce e hizo su propia interpretación del swing ligero y del blues comedido. En resumen, tuvo el buen juicio de alejarse de Tatum cuando era imposible superarle.

Así ha conseguido forjarse un estilo propio que mima las melodías de temas como Whisper not o Up jumped spring. Se beneficia de un conocimiento profundo de la atmósfera que requiere cada pieza y gana altura en la interacción con contrabajo y batería, magníficamente llevados por Reggie Johnson y Alvin Queen. Con la aparición de Bob Rockwell, saxofonista inspirado en Dexter Gordon, el concierto cobró intensidad pero perdió pureza y distinción.

Antes de Wyands actuó la Big Band del Foro en la que prima lo arreglado sobre lo improvisado.