Beneficios del oficio
La veteraría es un grado, incluso 36,9 grados. A falta de fiebre torera, los tres espadas pusieron en Talavera la adecuada temperatura de quienes saben extraer del mucho oficio buenos beneficios estéticos.Los toros de Antonio y Carmen Ordóñez fueron ejemplos muy de hoy, de esos a los que los picadores les ponen la varita mágica (o sea, únicamente una) y, de toros se convierten en bultos grandotes pero flojos, de mírame y no me toques.
El público, visto los efectos devastadores que una puya provocaba en los astados, clamaba al matador de turno: "¡No lo piques!". Comprensible ruego, porque bastaba que, por ejemplo, Juan Mora, hincara la rodilla en tierra por hacer más rebonito el pase, y el toro aprovechaba para derrengarse. O bien era Niño de la Capea, que reaparecía tras su grave cogida del mes pasado en Sevilla, quien tanteaba a su primero, y éste se lo tomaba corrio invitación a posar sentado.
Ordóñez / Niño de la Capea, Mora, Joselito
Tres toros de Carmen Ordóñez, y 4º, sobrero, en sustitución de uno del hierro titular devuelto por inválido; 5º y 6º, de Antonio Ordóñez, bien presentados, nobles, excepto 2º y 4º, y flojos. Niño de la Capea: media caída y dos descabellos (silencio). pinchazo hondo y estocada caída (palmas). Juan Mora: media y siete descabellos (ovación); estocada tendida y dos descabellos (oreja). Joselito: estocada hasta la bola (ovación); media y estocada (dos orejas). Las cuadrillas guardaron un minuto de silencio en el aniversario de la muerte de Joselito. Plaza de Talavera de la Reina, 16 de mayo. Casi lleno.
En el segundo del salmantino llegó el broncón, y el presidente tuvo que mandarle al corral por invalidez manifiesta mientras arreciaban almohadillas y botes. La oportuna salida del camión regadera alivió los ánimos enardecidos.
Niño de la Capea cumplió con digno porte el sin duda duro trámite de volver a ponerse delante de un toro. El primero le embestía a regañadientes, y el diestro se dedicó a afianzar las zapatillas y a jugar la muñeca. En su segundo, instrumentó serenos derechazos a pies juntos, salió con agilidad de un traspiés en la cara del bicho, e incluso demostró puntería pinchando al vuelo la muleta que un derrote del toro había mandado a tomar viento.
Juan Mora estuvo muy fisno, en plan incluso cincelado. En su primero abría el compás, con estilo más bien propio de tenista haciendo dejaditas en la red. El público le perdonó siete descabellos. Ese dibujo excesivo de los pases lo ejercitó en su segundo a pleno gusto, y lo cierto es que la faena tuvo más rebrillos que verdad.
Joselito capoteó excelentemente a su primero, que luego se le riló. El matador supo estar expeditivo con el estoque. En el último, acertó a cuidarle y a aprovechar su pastueña condición para, comenzando con cinco pases sentado en el estribo, ligar buenas y sobre todo relajadímas tandas.
Triunfo de Muñoz en Nimes
El diestro Emilio Muñoz, que cortó dos orejas al sexto de la tarde, fue el triunfador de la quinta corrida de la feria de Pentecostés, de Nimes (Francia), celebrada ayer con tiempo frío y mucho viento, lo que dificultó la actuación de los toreros.Se lidiaron toros de Manolo González, encastados. Muñoz, que toreaba su segunda corrida tras el grave percance que sufrió en la pasada Feria de Abril, de Sevilla, en ningún momento acusó su falta de actividad. Fue el único que superó, a base de valor, los problemas del aire, que levantaba capotes y muletas dejando a los espadas a merced de los toros.
El sevillano fue ovacionado en su primer enemigo y se lució en el último, al que toreó sobre las dos manos con mucha profundidad y mató de una gran estocada. Curro Vázquez, que sustituía al herido Jesulín de Ubrique, tuvo palmas y silencio; y Julio Aparicio, silencio en su lote.
Babelia
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