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Edith Cresson, primera mujer al frente del Gobierno francés

Una mujer, la primera en la historia del país, dirige desde ayer el Gobierno de Francia. A las tres de la tarde, el portavoz del palacio del Elíseo anunció que el presidente, François Mitterrand, había decidido que Edith Cresson, de 57 años de edad, sustituyera a Michel Rocard en la jefatura del Gobierno. Con la gran novedad de la incorporación al Hôtel Matignon de una mujer y el consiguiente reajuste del Gobierno, Mitterrand pretende dar un ligero giro a la izquierda y rehacer así la imagen de los socialistas franceses, muy detiriorada por los escándalos financieros, el agravamiento de las desigualdades sociales y el incremento del paro. Michel Rocard, por su parte, puede preparar con libertad su candidatura a las elecciones presidenciales de 1995.

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Con la vista en el Elíseo

François Mitterrand, en una declaración televisiva al pueblo francés, confirmó anoche el ligero giro a la Izquierda expresado por el cese de Rocard. El presidente dijo que los objetivos prioritarios del Gobierno dirigido por Edith Cresson -cuya composición se conocerá hoy- serán "acelerar la preparación de Francia para el desafio del mercado único europeo de l993" , reducir las desigualdades sociales y crear empleos.Mitterrand afirmó que su vieja lugarteniente Edith Cresson es la "persona adecuada" para dar ,,un nuevo impulso" a la acción gubernamental del socialismo francés. No obstante, en una implícita bendición a la futura candidatura de su ex primer ministro a la jefatura del Estado, Mitterrand proclamó asimismo: "Estoy seguro de que Michel Rocard sabrá prestar en el futuro grandes servicios a Francia".

El presidente francés construye su carrera política como si estuviera escribiendo un libro de historia, o al menos el de su paso por el Elíseo. Cuando la pasada semana celebró su décimo aniversario en la jefatura del Estado, rumiaba ya su nuevo gesto histórico: la incorporación de una mujer al Hótel Matignon, sede de la jefatura del Gobierno.

Consciente de que todos los análisis de su política presidencial subrayaban las carencias en materia social y la contradicción entre el discurso moralista y la realidad de los escándalos financieros, el presidente francés había decidido lo que empezaba a llamar "un golpe de timón" o también "un nuevo impulso". La Constitución de la V República, diseñada por el general De Gaulle, le daba el instrumento para realizar esa maniobra.Cortés, soficitud

En la V República, el primer ministro es el fusible del presidente. Cuando las cosas van mal, el jefe del Estado puede mantener su prestigio haciendo saltar al jefe del Gobierno. Eso es lo que hizo ayer Mitterrand al pedir con toda cortesía a Rocard que presentara su dimisión.

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No es que Rocard fuera un hombre quemado. Al contrario. Después de tres años en Matignon, Rocard es el político francés más popular, excepción hecha del presidente. Todas las encuestas revelan que sus compatriotas le ven como el sustituto ideal de Mitterrand. La última, difundida ayer, otorga a Michel Rocard el 53% de las intenc-ilones de voto.

Los rumores de la sustitiación de Rocard por Edith Cressen comenzaron a circular en París el pasado martes. Francia se despertó ayer con la sensación de la proximidad de un importante cambio en la dirección del país. Los desmentidos oficiales tiras el Consejo de Ministros celebrado por la mañana no enganaron a nadie. Los medios políticos y periodísticos sabían que los rumores eran alentados por el propio Elíseo para preparar psicológicamente la despedida de un hombre apreciado. Si Rocard, de 60 años de edad, sigue gozando de la simpatía de los franceses, su Gobierno estaba en los últimos meses de capa caída. El Gabinete se hundía poco a poco en las arenas movedizas de las revelaciones sobre la financiación ilegal del Partido Socialista (PS). Su debilidad parlamentaria contribuía a la impresión de desbarajuste.

Como mandan las reglas de la V República, Mitterrand ha pretendido paliar esa situación ofreciendo en bandeja de plata la cabeza de turco de Rocard, uno de los pocos líderes socialistas que no están implicados en el escándalo de las falsas facturas para financiar al partido. Rocard, decían ayer sus próximos, lo ha aceptado con deportividad.

El divorcio entre Rocard y Mitterrand parece haber sido decidido de mutuo acuerdo. Al primero le convenía abandonar el Gobierno en un momento en que la mala imagen de éste podía comenzar a salpicar la suya propia. Rocard nunca ha ocultado que su ambición es ocupar la jefatura del Estado. Ahora tiene tiempo para preparar las elecciones presidenciales de 1995.Escaso entusiasmo

Franz- Olivier Glesbert, director del diario Le Figaro y biógrafo de Mitterrand, comentó ayer que el divorcio entre el presidente de la República y su primer ministro "ha sido más sincero que su matrimonio". Mitterrand nunca ha sentido entusiasmo por la presencia de Rocard en Matignon. Si en 1988 ofreció ese puesto a su eterno rival en el socialismo francés fue porque sabía que sólo Rocard podía realizar la apertura al centro que Mitterrand había prometido en su campaña para la reelección.

Durante estos últimos tres años, Rocard ha sido un fidelísimo jefe de Gobierno que no ha cesado de ensalzar al presidente y le ha cedido el protagonismo en los asuntos más brillantes: relaciones internacionales, guerra del Golfo, actividades culturales de prestigio y concesiones a los movimientos sociales.

Rocard era el jefe de un Gobierno en el que Mitterrand había impuesto a muchos de sus próximos, entre ellos el ministro de Economía, Pierre Bérégovoy; el de Defensa, Pierre Joxe; el de Cultura, Jack Lang, y el de Educación, Lionel Jospin. Pese a ese estrecho marcaje, Rocard ha sabido modernizar en el último trienio el mitterrandismo, al darle un tono liberal y moderado

Quizá demasiada moderación y demasiado liberalismo, en opinión de Mitterrand. "Lo único que lamento de mi década en el Elíseo es no haber reducido las desigualdades sociales tanto como hubiera querido", dijo el presidente en la única entrevista que concedió con motivo de su aniversario en el poder.

El nombramiento de una mujer como jefe de Gobierno es ya en sí un acontecimiento histórico en Francia y confirma la tendencia a un creciente protagonismo femenino en la vida política y económica que caracteriza la presidencia de Mitterrand.

El cambio al frente del Gobiemo irá acompañado de una profunda remodelación ministerial. Ayer se especulaba con que Jack Lang podría abandonar la cartera de Cultura para asumir la de Educación.

El actual titular de Educación, Lionel Jospin, pasaría a Asuntos Exteriores, y Roland Dumas, a Justicia. Se daba por hecha la continuidad de Pierre Bérégovoy, ministro de Economía y Finanzas.

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