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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

'Sostenella y no enmendalla'

NO HA podido ser más disparatada la forma ideada por el Senado para paliar la fraudulenta y bochornosa votación de la ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas celebrada el pasado jueves. La Mesa de la Cámara Alta ha decidido repetir la votación. Hasta aquí, nada que objetar. La sorpresa surge al analizar las causas que motivaron la citada repetición: no se han basado en el reconocimiento de su comprobada irregularidad ni en la no validez jurídica de la misma, sino por inasibles razones de "conveniencia política", según ha reconocido expresamente su presidente, Juan José Laborda. Dicho con otras palabras, el Senado se aferra a la tradicional y poco edificante actitud del sostenella y no enmendalla.Por este procedimiento de tan dudosa justificación, una actuación que tiene toda la apariencia de un evidente fraude -el recuento electrónco sumó 21 votos más que el número de senadores presentes en el hemiciclo- queda sin rectificar y se le añade, encima, el simulacro de un acto redundante desde el punto de vista legal y parlamentarlo. Si el Senado ha, sido incapaz de verificar la anomalía de bulto detectada en el panel electrónico de voto, sobra el que se repita una votación que sólo se explica como magnánima concesión a la galería.

El problema de fondo es la endogamia parlamentaria que monopoliza, la decisión sobre la licitud o ilicitud en el ejercicio de las funciones representativas y que encubre prácticas tan viciadas como la suplantación del voto. El presidente del Senado alegó, en un primer momento, que consideraba válidas la votación puesto que -con el reglamento en la mano- ningún grupo la había impugnado. Olvidaba, lamentablemente, la precisa declaración de la Constitución sobre el voto, al que describe como "personal e indelegable". Es decir, por encima de los reglamentos, las reglamentaciones y el espíritu burocrático reglamentista, está el texto constitucional. Esa es, sin duda, una de las premisas esenciales del del sisterna democrático.

De nada sirve repetir una votación sobre la que pesan serios indicios de nulidad jurídica si sus autores no asumen la culpa que les corresponde y se amparan en mecanismos inmunes a los procedimientos de investigación y a la posibilidad de las sanciones. En estas condiciones, la nueva votación sobre la ley del IRPF no dejará de constituir un acto de encubrimiento de este tipo de manipulaciones y un nuevo atentado al prestigio de la institución parlamentaria por cuanto las explicaciones dadas sobre la decisión son insuficientes cuando no faltas del menor sentido jurídico, autocrítico o, simplemente, común.

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