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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un nuevo gigante de la banca

LA FUSIÓN por absorción de los bancos Central e Hispano Americano anunciada oficialmente ayer, martes, constituye la alteración más importante en el sistema bancario español desde la correspondiente a la de los bancos Bilbao y Vizcaya a principios de 1988. Se ha de suponer que esta unión, que generará una de las mayores entidades bancarias privadas de España y la sexta de Europa, responde al nuevo entorno competitivo que se configurará a partir del 1 de enero de 1993, con la existencia de un mercado financiero único en el que se garantizará la libertad en la prestación de servicios y de establecimiento de entidades en todo el territorio comunitario.Desde que ese horizonte se perfiló, la relación entre el tamaño de los bancos y la capacidad competitiva de los mismos -teorizada ampliamente desde aspectos estrictamente técnicos por José Angel Sánchez Asiaín- ha sido una obsesión política, especialmente manifestada en la actitud de los sucesivos Gobiernos socialistas españoles.

El aumento de la eficacia que comportaría el mayor tamaño de los bancos resultantes no tiene, sin embargo, respaldo empírico si no es en casos muy especiales. Por el contrario, son evidentes los costes de las integraciones precipitadas en las que las posibilidades de elección son mínimas. La existencia de gestores complementarios constituye otro de los argumentos manejado en ocasiones, que en el caso concreto que nos ocupa tampoco se satisface del todo. Los Bancos Central e Hispano Americano no han sido, precisamente, modelos de gestión moderna de cuya integración pueda deducirse a priori una entidad más eficiente que la simple suma de ambas, tal como las sinergias exigen.

El mantenimiento a ultranza de mecanismos defensivos frente a la penetración del capital extranjero en la propiedad de la banca española es cuestionable en un mercado integrado de carácter europeo. Mucho más si el blindaje pretendido se antepone a la eficacia -mejores precios, mejores servicios- fundamental en una economía tan bancarizada como la española, en la que la supervivencia y competitividad del sector real de esa economía depende en gran medida del coste de su financiación.

El nuevo banco que ahora nace se enfrenta a un proceso cuyas dificultades excederán a las ventajas hasta bien entrado el año 1993. Entre las primeras no es la menor el exceso del número de oficinas y de personal, que habrá que tratar con habilidad y buscando el acuerdo con los sindicatos; será, sin duda, una operación de alta cirugía. Habrá que esperar, no obstante, a conocer los entresijos de esta unión de dos entidades de la solera del Central y el Hispano Americano para hacer una valoración más rotunda. Y verificar si su decisión responde a esa búsqueda de economías de escala o más bien a operaciones defensivas, aunque legítimas, de sus responsables.

En todo caso, la capacidad de riesgo de los dos presidentes, Alfonso Escámez y José María Amusátegui, ha quedado manifiesta: el primero terminará su larga vida profesional -de botones a primer banquero del país- con un nuevo salto hacia adelante que confirma, una vez más, su extraordinaria intuición para el negocio y para la supervivencia entre los grandes; Amusátegui, uno de los profesionales más nuevos en el oficio -al que llegó inopinadamente y con vocación de segundón- ha respondido con agilidad, eliminando algunas incógnitas sobre su capacidad de liderazgo; a él pertenece el futuro del nuevo superbanco.

También habrá que seguir la reacción del sector financiero en su conjunto, que en el plazo de apenas 15 días ha visto el nacimiento de un gigante bancario público y la creación de este Central Hispano-Americano, lo cual supone un panorama radicalmente distinto del que nos habíamos habituado y del mapa teórico que un día, hace varios años ya, trazaron las autoridades económicas de nuestro país.

El statu quo bancario, inamovible durante muchas décadas, está en estado de agitación permanente y la competencia aumenta. ¿Habrá nuevas fusiones?

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