Los kurdos españoles

Peores terroristas que los etarras somos los laborales del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC). El colectivo mejor pagado de la Administración (65.000 pesetas al mes, ordenanzas; 60.000 pesetas al mes, limpiadores), el mejor considerado socialmente (¿para qué sirve?). En definitiva, los kurdos iraquíes no tienen que envidiar nada a sus homólogos españoles (los únicos con los que estamos homologados).En las concentraciones ante la sede del MEC de los días 18, 24 y 25 se nos ha tratado por nuestra democrática policía antidisturbios a patadas, cuando no a delicadas caricias de sus porras. Pero claro, nosotros sólo pedíamos pacíficamente un sueldo con el que poder comer, no éramos asesinos de ETA ni tampoco pertenecemos a colectivos fuertes y necesarios como Telefónica. Somos simplemente escoria. No tenemos derecho a vivir dignamente, sólo a morirnos de hambre con el sueldo de miseria que nuestro Gobierno socialista nos paga.

Nuestra querida Administración pública (antiapartheid, por supuesto) paga a los laborales de cualquier ministerio mucho más dinero que a nosotros: la diferencia son 30.000 pesetas de nada. La diferencia es un sueldo medio decente o la miseria. Pedimos la homologación. Arroz o alpiste es lo que tendremos que acabar comiendo con nuestros magníficos sueldos.

Los servicios mínimos se imponen cuando son servicios indispensables para la comunidad. Nosotros, de acuerdo al tratamiento que recibimos del MEC, no lo somos, pero se nos imponen unos servicios mínimos abusivos de un ordenanza y un limpiador por turno, con lo cual el MEC se lleva el dinero de los huelguistas, los centros siguen abiertos y todos tan contentos.

No somos funcionarizables, porque, según nuestro inigualable ministerio, no tenemos homólogo en la Administración (¿y el grupo E?). No somos necesarios, pero nos imponen servicios mínimos (¿en que huelga de profesores se han impuesto servicios mínimos?, ¿no es la educación un servicio esencial para la comunidad?). No servimos para nada, pero sin nosotros los centros de enseñanza no abren sus puertas, no se hacen fotocopias, no se realizan exámenes, no se matriculan los alumnos, no se suben instrumentos, no se preparan las aulas ni los tribunales, no se presta atención sanitaria urgente, no se da información, no se coge el teléfono, etcétera. Como se ve, no servimos para nada.

Pero repito, como no somos de Telefónica ni vivimos en Rusia ni sufrimos el apartheid africano (aunque sí el del Gobierno socialista), ni siquiera los medios de comunicación informan de nosotros o de nuestra problemática. Sólo nos dan palos.

En esta democracia edulcorada, en este surrealista socialismo, siempre pagan los débiles, en este caso los alumnos, pero da igual., ésos no votan. Nosotros también pagamos, porque muchos creemos en los milagros para llegar a fin de mes. Pero nosotros sí votamos, y probablemente en Madrid, el querido PSOE tendrá 11.000 votos menos en las futuras elecciones...-