La vista oral en San Sebastián fue aplazada

La vista oral contra 14 presuntos narcotraficantes gallegos y vascos, entre ellos el jefe gallego Luis Falcón Perez, Falconetti, acusados de introducir en España más de una tonelada de hachís, cuyo inicio estaba previsto ayer en la Audiencia de San Sebastián, fue aplazada 24 horas. Mientras el tribunal deliberaba sobre si iniciaba la sesión o la aplazaba, en los pasillos de la Audiencia, medio centenar de mujeres gallegas con hijos toxicómanos, desplazadas a San Sebastián para seguir el proceso, pedían justicia con gritos como "Falcón, cabrón, púdrete en prisión".

Las mujeres, integrantes de la asociación contra la droga Érgete (Levántate), se habían trasladado en autobús hasta la capital guipuzcoana. Todas ellas, con un brazalete rojo en el brazo, denunciaban las actividades de Luis Falcón, conocido en Galicia como uno de los más importantes jefes del contrabando reconvertido a traficante de droga, y pedían mayores penas para los traficantes. Las mujeres desplegaron una pancarta en la que pedían al juez que no mande a Falcón a Galicia, ya que "desde allí volverá a vender droga".El presidente del tribunal, Juan Bautista Cremades, suspendió el juicio ante la denuncia presentada contra una representante del Ministerio Fiscal por el ahogado Raúl Martín, defensor del procesado Bonifacio Sagarzazu.

Bonifacio Sagarzazu es propietario de uno de los barcos con el que se introdujo en España una tonelada de hachís, valorada en cerca de trescientos millones de pesetas, y la persona que estableció el contacto con Luis Falcon, presunto jefe de la operación.

El letrado acusó a la fiscal Isabel Rodríguez de haber coaccionado a un perito al informar sobre las cintas grabadas cuando Bonifacio Sagarzazu tenía intervenido el teléfono. Otra de las razones de la suspensión fue la incomparecencia de Manuel Carvalla, otro de los procesados.

La fiscalía pide en sus conclusiones provisionales para los procesados penas que oscilan entre los quince anos para el capo gallego y seis años para Oliva Falcón, sobrina del jefe del grupo, presunta responsable del dinero que se había destinado para la compra de la mercancía.