Una reedición del 'Irangate' amenaza a Washington

Washington - 04 may 1991 - 00:00CEST

La inminente visita a Estados Unidos del ex presidente iraní Abolhassan Bani Sadr amenaza con desencadenar un nuevo escándalo político entre EE UU e Irán, si se confirman las acusaciones contra el ex pres dente Ronald Reagan según las cuales, durante la campaña electoral de 1980, el entonces candidato republicano pidió a las autoridades de Teherán que retrasasen la liberación de los 52 rehenes estadounidenses hasta después de las elecciones, a fin asegurarse la victoria sobre el demócrata James Carter.Bani Sadr viajará a EE UU para promocionar su libro My turn to speak (Mi turno para hablar), en el que asegura que colaboradores de Reagan mantuvieron contactos con representantes del ayatolá Jomeini "con el único propósito de perjudicar las aspiraciones de Carter a la reelección" retrasando la liberación de los rehenes.

Con anterioridad a las acusaciones de Bani Sadr, el ex asesor

Carter Gary Sick aseguro que ya fallecido William Casey, jefe de la campaña de Reagan, se reunió en julio de 1980 en Madrid con el intermediario Mlahdi Karrubi, actualmente portavoz del Parlamento iraní.

El presidente norteamerícano, George Bush, que como vicepresidente de Reagan también aparece implicado en este reedición del Iragante, pidió ayer en tono airado a los periodistas que acabasen "con estos chismes".

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