Los resultados de las elecciones municipales británicas no auguran un anticipo de los comicios legislativos

La oposición británica, laboristas y demócrataliberales, obtuvo ayer unos buenos resultados en las elecciones locales que se disputaron en parte del Reino Unido, de acuerdo con los primeros indicios. Los conservadores, que tenían por delante una pendiente muy empinada que escalar, estaban cediendo más terreno de lo previsto y los analistas daban por hecho que no habrá elecciones generales en junio.

Conservadores, laboristas y demócratas liberales acudieron ayer a la urnas municipales en parte del Reino Unido a la espera de indicios sólidos de su situación ante unas elecciones generales que podrían ser convocadas en cualquier momento. El primer ministro John Major, que es quien más tiene que perder, y el líder de la oposición, Neil Kinnock, quien más puede ganar, analizarán hoy con lupa los resultados, pero los analistas se adelantaron anoche a Major y vaticinaron que las especulaciones sobre una eventual consulta en junio ya carecen de fundamento.Algo más de treinta millones de electores estaban convocados a las anuales elecciones locales de característica heterogeneidad británica. Hubo votaciones en Inglaterra y Gales, pero no en Londres, Escocia e Irlanda del Norte y donde se renovaban los consistorios, la actualización iba desde un tercio a la totalidad de las concejalías. En el Reino Unido no se vota por la figura emblemática del alcalde sino por concejales y del número del electos depende el control del ayuntamiento. En total, casi 29.000 candidatos aspiraban a los 12.255 escaños en disputa.

El impuesto municipal

La cuestión del poll tax reavivó el año pasado interés ciudadano por la administración local, reflejado en un incremento de la participación, que rondó una media del 45%. Este año ha continuado el debate, pero el definitivo entierro de aquel tributo y su sustitución por otro muy amable con el bolsillo del contribuyente ha quitado casi todo el hierro al conflicto. Era la hipotética inminencia de una elección general lo que más había caldeado el ambiente, con laboristas y conservadores ansiosos por escuchar el veredicto de la mayor consulta electoral antes de las parlamentarias.

Las últimas municipales en que se disputaron los mismos escaños que ayer estaban en juego se libraron en 1987 y fueron espectacularmente positivas para los partidos del centro; tan buenas para los conservadores como para que Margaret Thatcher decidiera inmediatamente convocar, y ganar, unas elecciones generales, y decepcionantes para los laboristas.

Los primeros resultados revelaron notables éxitos para los laboristas y la conquista de ayuntamientos en zonas en las que han de incrementar su apoyo si quieren ganar las próximas elecciones generales. Los demócrata liberales también lo estaban haciendo mejor de lo que hacían suponer los sondeos. Los conservadores intentaban poner buena cara al temporal y Patten se atrevió a decir que estaba satisfecho con lo que ocurría.

Las proyecciones de los resultados iniciales llevaban a pensar que, en caso de elección general, los conservadores podrían perder la mayoría absoluta, aunque los expertos en conducta electoral tenían buen cuidado en señalar que el voto en una consulta local no ha de tener necesariamente la misma orientación en una elección parlamentaria.