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ECOLOGÍA

El acuerdo sobre la Antártida se firmará en junio en Madrid si lo ratifican 26 Gobiernos

Los jefes de las delegaciones de los 26 países integrados en el Tratado Antártico acordaron ayer volver a reunirse en Madrid, entre el 17 y el 23 de junio, para firmar el acuerdo que prohibirá la explotación mineral de la Antártida durante al menos 50 años y la protegerá también en otros aspectos. Los respectivos Gobiernos tienen ese plazo para estudiar y ratificar el acuerdo, aprobado después de nueve días de duras conversaciones, durante la segunda sesión de la XI Reunión Consultiva Especial del Tratado Antártico, que se ha celebrado en Madrid.

El presidente de esta reunión, el español Carlos Blasco, señaló ayer que el resultado de la reunión ha sido una victoria para la Antártida y aseguró que no se van a producir atentados contra su medio ambiente. Blasco afirmó que esperaba que el protocolo fuese adoptado formalmente por los 26 países consultivos (con derecho a voto) del Tratado Antártico. "No esperamos que ocurra lo mismo que con, el acuerdo sobre la explotación mineral de la Antártida, aprobado en la convención de WeIlington (Nueva Zelanda), en 1988, y que luego no fue ratificado por los países firmantes".Los países más conservacionistas, entre ellos, Francia y Australia, preferían que bastara la ratificación de 20 países consultivos para que el protocolo entrara en vigor, pero finalmente se impuso la postura del consenso total, defendida con ahínco por el Reino Unido, Noruega y Argentina.

50 años

El documento aprobado en Madrid establece en su artículo 6 la prohibición de cualquier actividad mineral en la Antártida, salvo las de carácter científico. Sin embargo, el artículo 24 prevé la posibilidad de que, pasados 50 años, cualquier parte firmante del tratado pueda solicitar una reunión para modificar el protocolo en ese apartado. La decisión de explotar los minerales se tornaría por mayoría de los países firmantes del tratado, incluida la mayoría de los países consultivos. Esa decisión. iría acompañada de un instrumento legal que regulase esas explotaciones. Para que esa disposición entrara en, vigor debería ser ratificada por el 75% de las partes firmantes del tratado, y entre ellas, los actuales 26 países consultivos.

En este protocolo, que lleva cuatro anejos aún incompletos sobre protección de la flora y fauna antárticas, vertidos marinos, eliminación y tratamiento de residuos en tierra y evaluaciones de impacto ambiental, se define la Antártida como una reserva natural dedicada a la ciencia y a la paz. Se regula cualquier actividad humana, incluidas las científicas, se crea un comité de protección ambiental de tipo consultivo y se establecen las responsabilidades de los Estados por las acciones que atenten contra el medio ambiente. No hubo acuerdos sobre la regulación del turismo ni respecto a la declaración de algunas zonas de especial protección.

El jefe de la delagación de EE UU, Curtis Bohlen, dijo que este acuerdo era una oportunidad para las próximas generaciones y no quiso pronunciarse sobre la ratificación del documento "porque aún debe revisarlo mi Gobierno". John McCarthy, representante de Australia, dijo que la mayoría de los delegados se mostraba optimista sobre la respuesta que pudieran dar sus Gobiernos al protocolo. Delegados españoles en la reunión se mostraron felices por el acuerdo alcanzado. Cath Wallace, representante de los grupos ecologistas, advirtió que "el protocolo propuesto no es perfecto, pero si finalmente es ratificado, será un gran paso para proteger a la Antártida".

El primer ministro francés, Michel Rocard, ha dicho que el acuerdo es "un gran paso", y recordó que "la Antártida es el pulmón regulador de la atmósfera terrestre", y la ministra australiana de Medio Ambiente, Ros Kelly, ha estimado que "el protocolo de Madrid es uno de los acuerdos internacionales más importantes jamás logrados en el ámbito del medio ambiente", según France Press.

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