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Baker lleva a la URSS su plan de paz tras fracasar en Damasco

El secretario de Estado norteamericano, James Baker, llegó ayer con su plan de paz a la Unión Soviética probablemente convencido de que si hay algo comparable a la intransigencia de Israel es la inflexibilidad de Siria. Baker puso fin a su visita a Damasco sin siquiera sugerir que el encuentro con su colega Alexandr Besmértnij hoy en el balneario sureño de Kislovodsk, en el Cáucaso, podría ayudar a desbloquear los viejos obstáculos que bloquean la solución del problema árabe-israelí.

La evaluación de Baker de sus 10 horas de conversaciones con el presidente Hafez el Asad fue previsiblemente ambigua. Baker dijo, otra vez, que queda todavía un largo camino.Sin embargo, su cautela respecto a la invitación que formulara a Moscú fue ciertamente reveladora. Los norteamericanos no parecen hacerse demasiadas ilusiones de lograr una efectiva cooperación soviética. Y seguramente con razón: la solicitud de apoyo le llega a Mijaíl Gorbachov cuando toda su atención está en el escenario interno.

El cuadro puede complicarse para EE UU. Washington necesita demostrar que el nuevo orden internacional consiste en aplicar todas las resoluciones de Naciones Unidas con el mismo vigor con que el presidente Bush Impulsó la creación de la alianza contra Sadam.

Hasta la fecha, ningún Gobierno árabe se ha expresado públicamente dudoso de la validez de la palabra de los norteamericanos, pero en la calle hay desconfianza. [El presidente francés, François Mitterrand y el canciller alemán, Helmut Kohl, reunidos ayer en París, declararon por su parte que apoyaban la misión de Baker siempre que los derechos palestinos se reconozan en todo momento, informa France Presse].

Baker también ha comenzado a dar señales de impaciencia ante la falta de cooperación de Israel, su principal aliado. Ayer sorprendió a la prensa con una declaración dura para el Gobierno de Israel. "Estamos muy decepcionados tras haber sido informados de que existe un nuevo asentamiento judío en los territorios ocupados. Esto pone de manifiesto que es más fácil obstruir la paz que promocionarla". El presidente Asad insiste en que no tiene reparos en hablar de paz con Israel, pero en un foro inspirado por todas las resoluciones que abogan por la devolución de los territorios árabes ocupados. La fórmula de "paz a cambio de territorios" sigue siendo rechazada por Israel.

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