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"Estoy contra el mito del gaucho"

El escritor argentino Osvaldo Soriano (1943) publica una nueva novela en España, Una sombra ya pronto serás. Soriano es el narrador argentino de mayor éxito en su país y, tras una trayectoria de libros habitados por el humor -Triste, solitario y final, No habrá más penas ni olvido, Cuarteles de invierno o A sus plantas rendido un león- se enfrenta a una novela "más dolorida" y enfrentada a los tópicos sobre el escenario, la Pampa, empezando por el mito del gaucho."Esta novela", dice Osvaldo Soriano, "se me fue imponiendo a otra en la que trabajaba. Se me aparecía de continuo la imagen de alguien haciendo austoestop en una carretera por la que no pasaba nadie. Me dije: 'voy a ver adónde va', y escribí de un tirón el primer capítulo".

Osvaldo Soriano no ha querido, en Una sombra ya pronto serás, hacer concesiones a una literatura de la Pampa. "Creo que es la primera novela de ruta que se escribe en mi país, pero mientras trabajaba en ella veía que mis referentes no eran argentinos. Tampoco es que tuviera que ver con Jack Kerouac, pero desde luego no con la literatura folklórica pampera, o con el mito del gaucho, contra el que estoy. El único gaucho que saco es bastante antipático. De hecho, una vez que viajaba por esas tierras mi coche volcó, y unos gauchos que pasaron por allí no me hicieron ni caso: atentaron así contra 100 años de exaltación literaria".

Una sombra ya pronto serás (verso del tango Caminito) sigue manteniendo rasgos de humor, propios de su autor, pero Soriano la ve como una novela "más dolorida que otras mías. Literariamente puede tener relación con Roberto Artl, que ya en los años 20 predijo el desastre que aguardaba a Argentina, y ese sentimiento de desesperación urbana que ahora nos atenaza. Artl es alguien cuya rebeldía mantiene su eco en los jóvenes lectores. El reto para mí era situar un protagonista urbano y desesperado en semejante paisaje".

Argentina es hoy, para muchos y también para Osvaldo Soriano, un país que no acierta a ver la salida. "Esa desesperación", señala el novelista, "puede generar un cierto sentimiento de autocomplacencia, porque lo más argentino del mundo es pensar que, si no se puede ser el mejor, es magnífico dar al universo el espectáculo de ser el peor. Pero la autocomplacencia pienso yo que se combate con la ironía. Y ocasiones no faltan en Argentina".

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