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Un estudio revela el abuso de tranquilizantes por los enfermos y su prescripción inadecuada

Milagros Pérez Oliva

Un estudio efectuado en el hospital de Sant Pau de Barcelona ha revelado que el 57,6% de los enfermos que acudieron por primera vez al servicio de Medicina Interna del citado hospital consumían medicamentos psicotrópicos de forma regular e indefinida, lo que indica un abuso generalizado de estos fármacos y una prescripción inadecuada. Entre los casos estudiados en el informe figura una mujer a la que el tranquilizante le fue recetado durante el embarazo por sufrir un estado de ansiedad, y que en el momento de la entrevista, 20 años después, seguía tomándolo. Sólo un 2,6% de los pacientes que tomaban psicofármacos lo hacían por automedicación. En el resto de los casos, habían sido recetados por algún médico.

Los psicofiármacos son medicamentos que actúan sobre el cerebro y afectan a los procesos psicológicos. Su uso en transtornos psiquiátricos definidos se ha demostrado muy eficaz. El estudio, realizado por Josefina Puig, médico internista del citado. hospital, revela, sin embargo, que un elevado porcentaje de estos tratamientos se toman para trastornos en los que no están indicados ni tienen efectos terapéuticos. La ansiedad, el insomnio y la depresión figuraban entre las tres principales causas de prescripción, pero llama la atención que un 18,8% tomaba el psicofármaco por indicaciones como dolor de cabeza, dolores abdominales o bajadas de presión.

También sorprende que en este grupo de pacientes el con sumo de psicotrópicos fuera mucho más elevado que el de analgésicos para aliviar el dolor. Así, de las 2.100 especialidades farmacéuticas que tomaban, 080 eran psicofármacos, mientras que sólo 271 eran analgésicos. El estudio fue efectuado a lo largo de siete meses de 1990 sobre 729 pacientes que acudían por primera vez al servicio de consultas externas de Medicina Interna por patologías de esta especialidad, entre las que se encuentran afecciones tan comunes como los procesos reumáticos o la hipertensión arterial.

Cóctel de pastillas

A pesar de que el abuso los psicofármacos era la hipótesis de trabajo, el resultado sorprendió a su propia, autora por su dimensión: el 57,6% de los pacientes tomaban alguno de forma más o menos crónica y más de la cuarta parte (29,6%) de todos los medicamentos que tomaban eran psicofármacos.La duración de los tratamientos y las bajas dosis utilizadas parecen indicar, según JoseGna Puig, que los psicofármacos se usan en realidad para abordar problemas psicosociales más que procesos realmente patológicos y que su utilización es consecuencia de la medicalización de la asistencia. Un dato relevante es que el -30% de los pacientes que tomaban psicofármacos, tomaban ana combinación de dos, tres o más de estos medicamentos, ingiriendo un auténtico cóctel de pastillas. "La combinación más frecuentes es la de un antidepresivo con un ansiolítico, que no está justificada ni produce un aumento de la eficacia. Otra combinación frecuente es la de dos ansiolíticos", afirma Puig.

De todos los psicotrópicos utilizados -tranquilizantes, antidepresivos, antipsicóticos, antimaníacos o combinaciones de ellos- destacan con un consumo mayor que el resto las benzodiazepinas (65,8% del total), que junto a los barbitúricos, forman el grupo de los hipnosedantes, cuya indicación principal es el insomnio y la ansiedad. Curiosamente, en casi todos los casos, la benzodiazepina se tomaba en dosis muy inferiores a las habitualmente recomendadas en las indicaciones terapéuticas, lo que implica que eran usadas por razones distintas.

"Hace años se utilizaban muchos barbitúricos como sedantes, pero pronto se comprobó que su uso comportaba riesgos importantes", afirma Josefina Puig, "entre ellos su elevado potencial para crear dependencia, incluso a dosis terapéuticas, y el riesgo de sufrir trastornos del equilibrio en el caso de los ancianos". Por estos efectos y la elevada mortalidad que causaron, por intoxicaciones accidentales o por suicidio, en 1979 se restringió el uso de los barbitúricos al tratamientode las epilepsias y complemento de la anestesia.

Los barbitúricos fueron rápidamente sustituidos por las benzodiazepinas quie no ofrecen tantos riesgos. "Quedó sin embargo la duda sobre si producían una dependencia encubierta y esta duda no ha sido todavía despejada"', asegura Josefina Puig.

El hecho de que tantos pacientes tomen de forma indefinida este tipo de medicamento a dosis que no tienen cfecto terapéutico parecería reforzar la tesis de que puede provocar algún tipo de dependenclá orgánica. "Se han hecho estudios sobre los efectos de tratamientos cortos y dosis terapéuticas, pero no han sido aún evaluados los riesgos que pueden comportar tratamientos tan prolongados por tan elevado número de pacientes", añade Puig. Lo que sí crean es dependencia psicológica".

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