La condición humana
He decidido escribirle porque quizá he dejado de ser un niño para convertirme en hombre en el plazo de una semana. Tengo 13 años, y por diversas circunstancias he tenido que experimentar algo que pocos sufren. Mi abuelo, hombre de 76 años, sufre una grave enfermedad, y mi madre, que es su hija, no puede reprimir su dolor. Esto fue un gran golpe para mí, pero para golpe, lo que voy a relatar a continuación.Mi padre, hombre de 42 años, trabajador desde siempre, buen marido, buen padre, buen yerno, etcétera, el día 31 de marzo, a las cinco de la madrugada, sufrió un infarto. Quizá no sea raro que lo haya sufrido, pero lo ha tenido por el estrés producido por los problemas de su trabajo. Entre sus problemas, algunos desconsiderados. Trabaja en una empresa muy importante y quizá por ser demasiado bueno ha pasado lo que tenía que pasar.
Hay personas con las mismas características que mi padre y no les pasa esto, pero es que a mi padre le han tratado muy injustamente en su trabajo. Eso sí, los que le han tratado injustamente ahora no dejan de llamar por teléfono y preguntar cómo está, pero ya es demasiado tarde.
La condición humana es algo muy importante, y que a una persona como mi padre le hayan tratado así es muy triste.
Esta historia (no debería llamarla así) no la he escrito para pasar el rato, si no para que los que la lean mediten sobre estas líneas.
Algo muy típico de nuestra realidad es aprovecharse de algo o alguien por su don de vida, si es rico, si es pobre, pero es más triste hacerlo con una persona pura de corazón. Éste es el caso de mi padre, que, como ya he dicho antes, es un buen hombre.
Espero que estas líneas hayan servido para algo, y desde aquí quiero dar las gracias a todas las personas que se están interesando por mi padre (excepto los que han hecho esto). Se lo agradezco de corazón. Sinceramente, gracias.-
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