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Temor en Italia a que la explosión en un petrolero cerca de Génova provoque una gigantesca marea negra

Juan Arias

Italia sigue conmocionada por las dos tragedias vividas en el mar: la humana del puerto de Livorno, donde hubo 139 muertos al chocar, a las 22.35 del pasado miércoles, el transbordador Moby Prince contra el petrolero Agip Abruzzo, y la ecológica de Génova, que podría resultar la más grave de Europa, motivada por el estallido del petrolero Haven. Sólo cuando se conozcan los resultados de tres investigaciones en curso -la del Ministerio de la Marina Mercante, la de la Magistratura y la de la Capitanía de Livorno- podrán conocerse las causas del siniestro.Por el momento, lo único cierto, según ha afirmado el mismo ministro de la Marina Mercante, Carlo Vizzini, es que no pudo tratarse de un error técnico, ya que el transbordador, que se dirigía hacia Cerdeña, estaba dotado de tres radares modernísimos. Además, según testigos presentes en el momento de la tragedia en el puerto de Livorno -desde el comandante Leone Farmaccione al comandante Romeo Ricci-, la visibilidad en el puerto "era buena".

Sólo Sergio Albanesi, comandante del puerto, sigue insistiendo en su primera versión de la existencia de una "niebla espesa" que hacía necesario el uso del radar. Pero Albanesi se refirió siempre a la situación atmosférica de una hora después de ocurrido el desastre.

Todos los observadores coincidían ayer en que la tragedia fue causada, con toda probabilidad, por "el error humano y la negligencia". Concretamente citaban el hecho de que el comandante y sus compañeros, apenas arrancados los motores de la nave, hubieran puesto en marcha los aparatos automáticos en vez de usar los comandos manuales -como se hace siempre hasta que el barco no se halla completamente en alta mar- "para no perderse el partido Barcelona-Juventus".

Esto decían ayer, a gritos, los desesperados familiares de las víctimas, apinados en el puerto de Livorno. "Maldito fútbol, maldito fútbol", exclamaban. Y echaban a empujones a los políticos que se presentaban ante ellos intentando dar otras explicaciones a la desgracia.

En cuanto al comandante de la nave Moby Prince, Ugo Chessa, de 56 años, nacido en La Spezia, en Liguria, nadie duda de que se trataba de un gran veterano de los mares. Según el ministro Vizzini, el comandante del transbordador Moby Prince debía de tener, al comenzar la navegación, un mapa en el que estuvieran localizadas las embarcaciones presentes en el puerto; empezando por el enorme petrolero Agip Abruzzo, de 280 metros de largo, visiblemente iluminado en cuatro puntos. La única posibilidad de error técnico apuntada se refiere al posible fallo del timón del transbordador en el momento de pasar delante del petrolero.

Con relación a la catástrofe ecológica del petrolero Haven, en Génova, tampoco se sabía ayer la causa de la explosión a bordo que convirtió al barco en otra hoguera dantesca, ocasionando la muerte a cinco personas. El peligro que intenta evitarse es que la nave, cargada con 140.000 toneladas de petróleo, derrame todo el combustible en el mar. En ese caso se produciría un daño ecológico casi cinco veces mayor que el causado hace tres años por la nave Exxon Valdez en Alaska, que cargaba 30.000 toneladas de petróleo.

[Al menos 27 trabajadores resultaron heridos ayer por una explosión que se produjo en un astillero griego de Elefsina, cerca de Atenas, durante la reparación de un barco, informa Reuter].

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