La ruta que lleva a China

En 1961, Mijaíl Isinaliev llegó hasta la frontera con China al frente de una brigada de construcción que tendió las vías de un ferrocarril destinado a unir el Kazajstán soviético con la vecina provincia china de Sinkiang."Nosotros tendimos nuestra parte de la vía y esperamos a que llegaran los chinos, pero los chinos no llegaban. Al principio, creímos que se debía a lo atrasado de sus métodos de construcción, pero luego supimos que había otras razones", explica Isinaliev.

Los chinos que no llegaron hace 30 años llegarán en 1992, cuando se inaugure el ferrocarril transcontinental, paralizado por el deterioro de las relaciones entre Pekín y la Unión Soviética.

Kazajstán deposita grandes esperanzas en este ferrocarril, que acorta en un millar de kilómetros la ruta entre Europa y Asia. La vía tendida en 1961, salpicada de estaciones fantasmas en el camino hacia ninguna parte, ha tenido que ser reconstruida.

Testimonio de la apertura chino-soviética es la línea aérea, servida por aviones chinos, entre Almá Atá y la provincia de Sinkiang. A ambos lados de la frontera viven familias de uigures que fueron divididas por la política.

Mijail Isinaliev es en sí mismo un ejemplo del cambio de los tiempos. Este hombre que hoy dirige un movimiento ciudadano denominado Azat (Independencia), parecido a los frentes populares de otras repúblicas soviéticas, fue jefe de la sección de cultura del Comité Central del Partido Comunista de Kazajstán de 1969 a 1981, y ministro de Asuntos Exteriores entre 1981 y 1990.

Hoy es un convencido partidario de la soberanía de la república de Kazajstán y sumamente susceptible a propuestas como la realizada por el escritor Alexandr Solzhenitsin, que abogaba por la unión a Rusia de las regiones del norte de Kazajstán. "Los rusos pueden vivir aquí tranquilamente, pero no deben olvidar que éste es el territorio de Kazajstán", dice Isinaliev.