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La figura de una mujer mito

Martha Graham, figura legendaria de la danza contemporánea, pasó gran parte de su vida como mujer-mito. Después de Isadora Duncan, cuyo espíritu pionero marcó también una época social, y más que el exotismo y espectacularidad de sus maestros Ruth St. Denis y Ted Shawn, Graham fue defensora del compromiso del bailarín con la expresión de las grandes verdades humanas a través del cuerpo.La conocí por primera vez en el American Dance Festival, pocos anos después de que dejase de bailar con su compañía. Yo volvía de una clase donde algo en mí se rebelaba contra el código estricto de la técnica que, tras anos de investigación, Graham había forjado en su propio cuerpo.

Recuerdos

Sabíamos que ella y su compañía ya habían llegado pero la pequeña figura solitaria, cabeza enfundada en un turbante, que avanzaba hacia a mí me cogió de sorpresa. Nos saludamos sin decir nada pero aquella noche en el teatro la observé mientras veía bailar a sus discípulos. Pensé en la lectura que marcó mi adolescencia, las biografías de grandes bailarines y coreógrafos, y recordé las tremendas dudas que Graham había confesado al compositor Louis Horst al emprender el camino hacia la creación de lo que se convertiría luego en una escuela y un repertorio clásico dentro de lo contemporáneo. Recordé también su voz, grave y acompasada, hablándonos con convicción en la película A dancers world y creí ver aquella noche algo en su cara que reflejaba lo duro que le fue quedarse entre el público mientras su vida se bailaba en el escenario.

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Años más tarde, en España, colaboré como traductora en una entrevista con Martha Graham para EL PAÍS y vi en aquel cuerpo debilitado por la edad y la artritis algo del espíritu indomable y carácter difícil forjados por una vida comprometida con su arte mientras se sometía una vez a los rigores de la vida.

El teatro y el cine recibieron también la influencia de Martha Graham a través de los cursos para actores que durante muchos años impartió en la Neihborhood Playhouse. Gregory Peck, Betty Davis, Woody Allen, Kirk Douglas, Diane Keaton, fueron alumnos suyos.

Diva en un arte que luchaba contra el divismo, leyenda en una danza que celebra lo divino de lo humano, Martha Graham será para mí siempre la mujer que luchó a solas contra dudas y demonios propios en el estudio para demostrar que, como decía ella, "el cuerpo no miente".

es crítica de danza de la revista Dance Magazine y asesora de la Comunidad de Madrid.

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