Sadam arrebata una ciudad estratégica a los kurdos
Irak anunció ayer la recuperación de Sajo, ciudad estratégica cercana a la frontera con Siria y Turquía. Los rebeldes kurdos, que al principio de la revuelta instalaron allí su base de operaciones, desmintieron el éxito de las fuerzas gubernamentales. Los insurgentes reconocieron varios reveses en su lucha contra el Ejército y calificaron de táctica su retirada de Dahuk, Arbil y Kirkuk.
El contraste de todas las informaciones que llegan de la zona de combates indica un progresivo sometimiento de la revuelta a manos de los soldados de Bagdad. Las autoridades iraquíes no sólo se atribuyen avances de sus tropas, sino que incluso han llegado a desplazar sobre el terreno a un grupo de periodistas extranjeros. Los informadores dieron cuenta anteanoche del control gubernamental de la ciudad de Kirkuk, la tercera de Irak y uno de sus principales centros petrolíferos."Los rebeldes fueron expulsados de la ciudad y huyeron atemorizados. Un número indeterminado de ellos se rindió a nuestras unidades", anunció ayer la agencia iraquí Ina en referencia a la ciudad fronteriza de Sajo, a 40 kilómetros de Siria. Poco después de conocerse la noticia llegaba el mentís de la oposición iraquí. "El ataque llevado a cabo por las fuerzas iraquíes para ocupar Sajo ha fracasado, y los sublevados han rechazado a las fuerzas gubernamentales hasta la ciudad de Sumail", manifestó en Damasco un portavoz de la Unión Patriótica del Kurdistán. Sumail se encuentra más al Sur, entre Sajo y Dohuk. Esta última ciudad, de la que los rebeldes aseguran haberse retirado, ha servido de base para los dos principales dirigentes kurdos, Yalal Talabani, de la Unión Patriótica del Kurdistán, y Masud Barsam, del Partido Democrático del Kurdistán.
Según Ruba Kabara, enviada especial de la agencia France Presse a Arbil, la cludadque durante dos sernanas ha sido la capital del Kurdistán liberado, la población huía sin ningún orden ante la ofensiva del Ejército. "La euforia hajedido ante el pánico", eseribe Kabara al referirse al terrior de los habitantes a las armas químicas.
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