El torero Luis de Pauloba está muy grave
La cornada de un novillo en Cuenca le destrozó la boca y la laringe
El novillero Luis de Pauloba se encuentra muy grave como consecuencia de una cornada que sufrió el pasado domingo en la plaza de toros de Cuenca. Permanece ingresado en la unidad de cuidados intensivos del hospital Doce de Octubre, de Madrid, y en la tarde de ayer su estado era estacionario, dentro de la extrema gravedad. A últimas horas de la noche, sus apoderados comentaron a este periódico que no había desaparecido el riesgo de un empeoramiento irreversible, si bien, en su opinión personal, la naturaleza del torero estaba reaccionando favorablemente a las continuas transfusiones de sangre que se le venían efectuando.
La cornada le produjo fractura de maxilares, tremendos destrozos en las partes blandas de la boca, rotura de laringe y se teme que pudiera haber alcanzado la base del cráneo, pues tenía una hemorragia persistente, que empezó a remitir a mediodía de ayer. Hasta las 9.00 horas se le habían transfundido nueve litros de sangre, y según uno de los apoderados del torero, Antonio Picamils, las transfusiones continuaban.Fuentes médicas informaron que Luis de Pauloba había tragado mucha sangre y esto le ocasionó un encharcamiento de pulmones, con el consiguiente riesgo de infección. Picamils comentó, por otra parte, que un equipo de cirugía maxilofacial del hospital Doce de Octubre operó al torero durante la madrugada del lunes por espacio de siete horas, pero sin poder intervenir la lesión que producía la hemorragia ni reparar la rotura de laringe.
Permanecían desde la mañana de ayer en la clínica los padres y una tía de Luis de Pauloba, que viajaron desde Aznalcóllar (Sevilla), donde residen; tres de los apoderados del torero, y su representante y mozo de espadas, José. Luis Cazalla.
La cogida se produjo pocos después de las siete y media de la tarde del domingo. Luis de Pauloba, que alternaba con Javier Vázquez y Domingo Valderrama en la lidia de novillos del conde Mayalde, entró a matar al sexto -que, como toda la novillada, tenía poco trapío- y rebotó en el encuentro, cayendo al suelo. El novillo se revolvió, tirándole un derrote, con tanta rapidez que. no dio sensación de cornada. Sólo cuando, instantes después, el torero se cubrió la cara con as manos y le salió de la boca un impresionante borbotón de sangre, trascendió la magnitud del percance. Pauloba acudió a la enfermería vacilante, aunque por su propio pie, apoyado en Antonio Picamils y el mozo de espadas, y únicamente dijo: ¡Me la ha pegado!".
Efectuadas las primeras curas en la enfermería, los médicos aconsejaron ingresarle en el hospital de Cuenca y allí, a la vista de los importantes destrozos que padecía el torero, dispusieron su traslado a Madrid, acompañado de dos cirujanos y un anestesista.
Agravamiento en la carretera
El traslado se hizo en ambulancia, porque no había disponible ningún helicóptero -como había pedido el apoderado-, y se vio afectado por el intenso tráfico del regreso de las vacaciones de Semana Santa. A la altura de Tarancón -explica Picamils-, y dados los síntomas de agravamiento respiratorio que se apercibían en el torero, los médicos que le acompañaban ordenaron detener la ambulancia junto a una gasolinera y estuvieron deliberando si procedería practicarle la traqueotomía. Finalmente decidieron continuar el viaje, y se le efectuó en la Residencia Sanitaria Doce de Octubre. Durante la parada, los apoderados del torero, que viajaban en otro coche, pudieron observar, horrorizados, que la sábana con que iba cubierto Pauloba estaba totalmente empapada de sangre.La ambulancia llegó al mencionado centro sanitario a últimas horas de la noche y ya estaba esperando el equipo de cirujanos formado por los doctores Moreno, Fernández Domínguez y Rodríguez de la Fuente, que procedieron a intervenir a Pauloba. Los médicos comunicaron al apoderado que, dada la naturaleza de las lesiones (desde los pómulos hasta la barbilla tiene las partes internas de la cara destrozadas), serán necesarias numerosas operaciones para su reconstrucción.
Luis de Pauloba, nació hace 19 años en Aznalcóllar. Hijo de minero, toreaba desde muy pequeño y ya a los 10 años le enseñaba este arte el que ahora es su mozo de espadas y representante, que también fue novillero, "con más sentimiento artístico que valor", según sus propias manifestaciones. José Luis Cazalla ha sido, desde entonces, el maestro en tauromaquia y asesor de Pauloba, quien asimiló sus enseñanzas y tuvo excelentes actuaciones; principalmente en Madrid, donde debutó la temporada anterior y gustó mucho su toreo de calidad. Precisamente este año estaba apalabrado para la miniferia de la Comunidad madrileña, que se celebrará en Las Ventas a principio de mayo, y para la feria de San Isidro.
En 1989, siete aficionados de San Sebastián, admiradores de Pauloba, constituyeron a iniciativa de uno de ellos, el industrial donostiarra Antonio Picamils, la sociedad Easo, para apoderarle. La temporada 1990 le contrataron 57 actuaciones y para la presente tenían concertado un mínimo de 70, varias de ellas en cosos franceses y otros de tanta importancia como los de Sevilla, Barcelona y Bilbao, además de las ya mencionadas en Madrid.
Babelia
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