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Schwarzkopf quería "aniquilar al ejército iraquí

El general Norman Schwarzkopf, comandante en jefe de la Operación Tormenta del Desierto, dijo en una entrevista con la red pública de televisión norteamericana PBS que había recomendado al presidente George Bush continuar la guerra contra Irak hasta su "aniquilación". Schwarzkopf, confeso admirador del general cartaginés Aníbal, declaró que su intención era acabar con el ejército iraquí, como hizo Aníbal con las unidades romanas en la batalla de Cannae, en el año 216 antes de Cristo. Nada más conocerse el texto de la entrevista, el secretario de Defensa, Richard Cheney, emitió un comunicado en el que aseguró que el general no puso reparos a que se terminasen las hostilidades.

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El presidente norteameriano salió también al paso de las explosivas declaraciones de Schwarzkopf e indicó que "no existían diferencias" entre ambos. "Todo lo que sé es que hubo un total acuerdo sobre cuando debería concluir la guerra", dijo Bush a la salida de un rutinario chequeo médico. El comandante en jefe de la operación Tormenta del Desierto, que ayer recibió de manos del emir de Bahrein, jeque Isa Bin Sultan al Jalifa, señaló que Bush se opuso a su idea de continuar la marcha" contra Irak.

A la pregunta del entrevistador, David Frost, sobre si fue consultado y cómo se llegó al cese el fuego, la respuesta del general fue clara.

Schwarzkopf: "Verá, el general [Colin] Powell [jefe del Alto Estado Mayor Conjunto norteameriano] y yo hablábamos varias veces al día, cada día. Mientras yo le tenía al corriente de forma detallada de lo que ocurría aquí [en el campo de batalla]; él me informaba detalladamente de lo que sucedía en Washington. Y, lo que por supuesto es más importante, él mantenía al corriente al secretario de Defensa y al presidente del día a día".

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"Después del tercer día [de la ofensiva terrestre], sabíamos que les teníamos [a los iraquíes]. Quiero decir, que habíamos cerrado la puerta trasera. Los puentes sobre el Tigris y el Éufrates estaban destruidos. Habíamos cortado la carretera nacional 8 que recorre el valle del Tigris y el Eufrates por este lado del río. No había salida para ellos... y, literalmente, estábamos a punto de iniciar la batalla de Cannae, una batalla de aniquilación. Nos encontrábamos en su flanco con dos cuerpos completamente intactos y ellos estaban totalmente destrozados".

"Informé de la situación al general Powell. Él y yo discutimos sobre si habíamos cumplido nuestros objetivos militares -los objetivos de la campaña-. Y la respuesta fue sí. No había duda de que los objetivos que habíamos establecido estaban cumplidos. El enemigo había sido expulsado de Kuwait; habíamos destruido a la Guardia Republicana como una fuerza militar efectiva...".

"Ahora, obviamente, no les habíamos destruido hasta el último tanque... Fue una decisión muy valiente del presidente la de frenar la ofensiva... Francamente, mi recomendación había sido la de continuar la marcha. Quiero decir, que les teníamos destrozados y podíamos seguir hasta infligirles una enorme destrucción. Podíamos haber cerrado completamente la puerta y realizar, de hecho, una batalla de aniquilación".

"Y el presidente tomó la decisión de que debíamos de pararnos en un momento determinado, en un lugar determinado, eso les dejó algunas rutas abiertas por las que pudieron escapar. Creo que fue una decisión muy humana, una decisión muy valiente de su parte, porque es una de esas ocasiones en que los historiadores hacen siempre un segundo análisis. ¿Por qué, por qué no fuimos por otro día más hacia adelante? ¿por qué nos paramos cuando ya les teníamos completamente derrotados?"

El general Schwarzkopf dijo también en la entrevista que fue engañado por los militares iraquíes sobre el uso de los helicópteros con los que ahora el Gobierno de Bagdad reprime a los rebeldes. Señaló que durante la firma del cese provisional del fuego, el pasado 3 de marzo, los militares iraquíes le pidieron permiso para utilizar los helicópteros en el transporte de sus funcionarios, lejos de la posiciones aliadas.

Por otra parte, el presidente Bush declaró que no cree que Sadam sea capaz de superar las dificultades que padece Irak y vaticinó un final próximo para su presidencia.

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