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Gorbachov toma el mando de las fuerzas de orden público en Moscú

Pilar Bonet

El presidente soviético, Mijail Gorbachov, subordinó ayer las fuerzas de] orden público de Moscú directamente al Ministerio del Interior de la URSS y las sustrajo así al control del Ayuntamiento de la capital, dominado por los radicales, con el fin de impedir un gigantesco mitin en apoyo de Borís Yeltsin. El mitin, convocado por el movimiento Rusia Democrática, está previsto para mañana, coincidiendo con el inicio de una sesión del Congreso de los Diputados Populares de Rusia.

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Un decreto presidencial promulgado ayer, según el cual se crea una dirección encargada de Moscú al mando del primer viceministro del Interior, Iván Shílov, culmina una serie de medidas destinadas a impedir el mitin en defensa del presidente de la Federación Rusa, Borís Yeltsin, y también posibles desórdenes ante el alza de precios, prevista para el 2 de abril. [En abril o mayo está previsto que se firme el nuevo Tratado de la Unión, anunció ayer el presidente soviético. Para Gorbachov el resultado de] referéndum tiene un enorme significado" y establece una nueva situación", informa France Presse.]Los líderes de Rusia Democrática manifestaron ayer que la convocatoria del mitin, autorizado por el ayuntamiento que dirige Gavril Popov, se mantiene, pese a la prohibición del Gobierno de la URSS y al decreto presidencial.

En Moscú, a donde según los líderes de Rusia Democrática han llegado refuerzos del Ministerio del Interior (el lunes y el martes llegaron varias docenas de vehículos blindados), reina un ambiente de tensión en espera de la sesión extraordinaria del Congreso (superparlamento), convocada por la oposición a Yeltsin y convertida en una prueba de fuerza entre los partidarios de este dirigente y sus oponentes.

Elementos agresivos

Veintinueve diputados rusos pidieron ayuda al presidente Gorbachov y al primer ministro Valentín Pávlov ante la acción de "elementos agresivos" que "aterrorizan a los diputados", "llegando a usar la fuerza bruta incluso contra las mujeres".

Después de esto, Gorbachov ordenó al Gobierno que tomara medidas para asegurar el orden público en la capital, y el 25 marzo el Gabinete prohibió las manifestaciones y actos callejeros en Moscú del 26 de marzo al 15 de abril. El ayuntamiento se negó a acatar la prohibición.

Por otra parte, la discusión pública de los conflictos que afloran en las filas de Yeltsin es frenada en aras de la acción inmediata y la sensación de que se vive un momento crucial, confiesan en privado medios reformistas, amedrentados por la popularidad de Yeltsin, confirmada por el referéndum sobre la institución presidencial en Rusia.

El último punto de fricción entre Yeltsin y el movimiento Rusia Democrática es el protocolo que éste firmó el 23 de marzo con el presidente de Georgia, Zviat Gamsajurdia, para tratar de solucionar el conflicto en Osetia del Sur (región autónoma en territorio de Georgia).

En una cena interrumpida por brindis en el pueblo georgiano de Kazbeg (cerca de la frontera con Rusia), Yeltsin y Gamsajurdia acordaron crear una unidad de policía ruso-georgiana para desarmar a las formaciones ilegales en la "ex región autónoma de Osetia del Sur". Además, pidieron al Ministerio de Defensa de la URSS que retire sus tropas de la mencionada región. Gamsajurdia ha interpretado ya el acuerdo como un reconocimiento por parte de Rusia de que esta región autónoma ha dejado de existir, tal como él pretende.

Vladímir Lisenko, diputado ruso que participó en una misión de reconocimiento en Georgia la semana pasada, manifestó sus "reservas" ante el documento en una reunión de dirigentes de Rusia Democrática. Medios próximos a Yeltsin, que le acompañaron a Kazbeg, reconocieron que fue un error.

Yeltsin no mencionó ante Gamsajurdia la situación del presidente de Osetia del Sur, Tarer Kolumbekov, prisionero en Tiblisi desde el 29 de enero. Gamsajurdia no permitió a la delegación de diputados en misión de reconocimiento en Georgia entrevistarse con Kolumbekov, dijo Lisenko. El acuerdo con Gamsajurdía, en ausencia de representantes de Osetia del Sur, probablemente agudizará la tensión entre Yeltsin y los representantes de las autonomías de la misma Rusia en el Congreso.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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