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Cossiga: "Pasar de la comedia al drama"

El presidente italiano dice que ejercerá sus competencias hasta terminar su mandato en 1992

Juan Arias

El presidente de Italia, el democristiano Francesco Cossiga, no ceja en su guerra abierta contra el mundo político y periodístico. Al dirigirse el sábado a la nación, por tercera vez consecutiva en tres días, ha afirmado de forma tajante y amenazadora: "Se han acabado las bromas. De ahora en adelante hablaré solo a través de actos formales. Ha llegado el momento de pasar de la comedia al drama, de la farsa a la tragedia".

El presidente añadió, en un monólogo de 40 minutos pronunciado ante un grupo de periodistas convocados por él mismo, ante las cámaras de la televisión: "Yo soy el presidente de la república, y como tal he decidido ejercer todas las competencias que me atribuye la Constitución. Y las ejerceré hasta las doce de la noche de 3 de julio de 1992".Al responder a quienes le acusan de haberse puesto fuera del marco de la Constitución por afirmar que puede abrir una crisis de Gobierno y disolver el Parlamento -incluso contra la voluntad de dicho Parlamento"-, Cossiga insistió en que, si se abre un pulso entre el Ejecutivo y la jefatura del Estado, no cabe duda de quién vencerá: "Yo me quedo, y el presidente del Consejo [el jefe de Gobierno democristiano, Giulio Andreotti] se va a la calle", afirmó, categórico.

"No me amedrentarán"

El presidente afirmó también: "Es posible que dos, tres, cuatro veces mis palabras se hayan salido de la escala musical... pero yo tengo la obligación de informar a los ciudadanos que, por mi dignidad y por la dignidad de esta república, no habrá lobby político, financiero, periodístico que consiga amedrentarme". Y añadió: "Nunca me creí una persona tan importante, pero la continuación de una campaña llevada a cabo desde hace dos años contra mí y que llena ya librerías enteras de periódicos, revistas y folletos tiene todo el aspecto de un designio político". Cossiga conserva en un ordenador hasta la última palabra que se escribe sobre él.

A continuación, Cossiga hizo una crítica durísima de la clase política, a la que acusó de ser incapaz de "hacer una reforma institucional prometida desde hace años", de no acabar nunca una legislatura, de defender la autonomía de los jueces, de gobernar, si no es "a golpe de decretos ley".

La nueva arremetida de Cossiga ha sido aplaudida por la opinión pública que no cree en los partidos: "Era hora", dicen estos sectores, "que alguien haya tenido el coraje de gritar algunas verdades como puños". Pero ha creado gran preocupación en el mundo politico, que teme que Cossiga -conscientemente o no- esté haciendo campaña electoral en favor de las Ligas derechistas y racistas. El ex líder comunista Achille Oechetto insiste en que el asunto debe llevarse al Parlamento. Sólo los socialistas han defendido abiertamente al Jefe del Estado. La Democracia Cristiana por ahora calla. Glullo Andreotti, que está en EE UU, pide que no se dramatice, "porque en Italia, al final, todo se arregla".

Segunda república y culpa colectiva

Il Manifesto, único diario que salió ayer a la calle en Italia a pesar de la huelga nacional de prensa, por tratarse de una cooperativa, tituló a toda página: Cossiga disuelve la república. La tesis de la izquierda es que el presidente Cossiga está en la práctica actuando ya como partidario de un régimen presidencialista y está preparando una segunda república. Il Manifesto agrega que atacando a la clase política actúa "sobre sacrosantos motivos de descontento popular para ahogar en el mar de la culpa colectiva sus responsabilidades".Por su parte, el diario Stampa Romana, el órgano del Sindicato de Periodistas, que, como en la huelga anterior de prensa, salió también ayer a la calle para no dejar a los ciudadanos sin información, abrió con una viñeta que dice: "Cossiga afirma que el presidente de la república es él, y que por eso disuelve el Parlamento como y cuando le parece".

La tesis de ese periódico es que Cossiga está apoyando la hipótesis, tan querida del partido socialista de Bettino Craxi, de que! se celebren elecciones directas del jefe del Estado y se pase a una república presidencialista, como en Francia. La Democracia Cristiana no acepta esto.

En segundo lugar, señala Stampa Romana, las amenazas del presidente de abrir una crisis de Gobierno son un chantaje a Giullo Andreotti, con cuyo Gobierno Cossiga está dolido porque no lo ha defendido.

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