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Major promete más privatizaciones y mejores servicios en el Reino Unido

John Major hizo ayer su más importante discurso programático desde que accedió al cargo de primer ministro y habló de crear una sociedad de oportunidades, de establecer una Carta de los Ciudadanos que garantice una mayor calidad de los servicios públicos británicos y de nuevas privatizaciones. La intervención de Major tuvo un aire electoralista y se produjo mientras en Londres varios millares de manifestantes se preparaban para desfilar por el centro de la ciudad en el primer aniversario de la gran manifestación contra el poll tax, que el año pasado sacudió el centro de la capital.

El primer ministro declaró en un congreso de los tories celebrado en Southport (noroeste de Inglaterra) que la década de los noventa será la de la revolución conservadora basada en oportunidades para todos. Major -que llegó al 10 de Downing Street con la tan eufórica como Imposible promesa de crear una sociedad sin clases para el año 2000, ideal subversivo donde los haya para el Reino Unido- ha optado por una visión del futuro menos irreal y prefiere hablar ahora de la más convencional creación de oportunidades para todo el que quiera aprovecharlas.

Las oportunidades llegarán de la mano de una mayor competitividad, más privatizaciones (se profundizar á la de British Telecom y se iniciarán las de British Rail y British Coal) y menor intervencionismo del Estado, palabras con ecos thatcherianos. No obstante, los ciudadanos deberán esperar mejores servicios públicos en áreas como educación, sanidad y seguridad social, deprimidas tras las agresivas políticas de Thatcher. Los derechos a esas mejoras quedarán consagrados en una futura Carta de los Ciudadanos.

Electoralismo

Los aires preelectorales de esta intervención se vieron confirmados con la promesa de nuevos recortes en los tipos de interés y una menor inflación. Major habló ante un auditorio dominado por la incertidumbre sobre los efectos de la anunciada reforma del poll tax -que no ha convencido a todos los conservadores-, al que aseguró que seguirán sin tolerarse desmanes presupuestarios en los ayuntamientos.El poll tax entró en vigor hace un año en Inglaterra y Gales, después de que llevara otro ya en Escocia, precedido por unos disturbios en Londres de violencia sin precedentes en el siglo, con casi 200 heridos y unos 400 detenidos. El impopular impuesto ha caído esta semana por la negativa de muchos británicos a pagarlo y ayer la Federación Anti Poll Tax, principal grupo activista contra el tributo, tornó lo que iba a ser una nueva manifestación contra el impuesto en una jubilosa celebración.

Unos 5.000 policías, el doble de los movilizados el año pasado, vigilaron la marcha por el centro de Londres, en la que participaron unos 10.000 manifestantes, según la policía, que quería evitar a toda costa la repetición de aquellos disturbios.

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